Bagdad hace llorar de emoción con el florecimiento del arte
Tras décadas de guerra y privaciones los bagdadíes salen a las calles sin miedo en un impulso natural y humano por reverdecer la gran historia de creatividad de la ciudad dentro del mundo árabe
Ferias del libro, exposiciones y conciertos se abren paso en la vieja Bagdad sumida en la guerra dese hace décadas. The Gallery, una sala de exposiciones, es el gran ejemplo.
Cuando se inaugura una exposición decenas de personas, a pesar de la amenaza de las bombas, esperan en la acera a que se abran las puertas. Entre las noticias violentas que la sacuden, los ataques, los atentados o la pandemia del coronavirus, la cultura renace desde hace años como flores en el desierto que un día fue un vergel de arte y creatividad en el mundo árabe abandonado tras la invasión estadounidense que derrocó a Sadam Hussein y la posterior acometida y opresión del Estado Islámico.
Los jóvenes iraquíes sólo conocen la guerra. Amir, un joven farmaceútico de 25 años confiesa en la puerta de The Gallery a AFP su pasión por el cine y afirma que «el arte permite sanar el estrés de nuestra vida diaria». Solo las iniciativas individuales o las de institutos culturales extranjeros apoyan la vida artística y cultural del país, que sin embargo se abre camino:
«Las personas tienen sed de arte, quieren desarrollar su gusto artístico, es como una vía de escape», dice la directora de la exposición, Noor Alaa al-Din.
'Soy iraquí y leo'
Miles de personas se reúnen a orillas del Tigris para participar en la octava edición del festival Soy iraquí y leo, el hartazgo ante una existencia sin luz, donde se distribuyen gratuitamente 30.000 libros.
Los voluntarios escuchan a los presentes e intentan proponerles libros adecuados a sus gustos. En un escenario, un cantante repite melodías tradicionales iraquíes acompañado por un laúd.
El ambiente es festivo. El mismo entusiasmo que se hace notar en la segunda edición del festival internacional de teatro, esta vez sí organizado por el ministerio de Cultura.
«Los primeros días, faltaron entradas», asegura el director del teatro Al Rashid, Ali Abas, quien reconoce que la situación ha cambiado desde que los iraquíes tenían miedo de salir a las calles.
El actor y director alemán Hanno Friedrich, implicado en distintas organizaciones e iniciativas sociales presentó en Bagdad su obra Tyll, basada en la novela homónima de Daniel Kehlmann sobre el personaje mítico del folclore germano, poseedor de una visión burlesca de los peores tiempos de la historia:
«La gente subió al escenario y nos abrazó. Nos dijeron que jamás habían visto nada igual. Terminamos llorando de emoción», dijo Friedrich.