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El museo Louvre de París

El museo Louvre de ParísGtres Online

Del expolio a la justicia: el Louvre y Sotheby's investigan el origen de las obras adquiridas durante la Segunda Guerra Mundial

La casa de subastas ayudará al museo a bucear en la historia de los objetos comprados entre 1933 y 1945, lo que «podrá dar lugar a restituciones»

Ferenc Chocin fue un judío húngaro político, empresario y abogado, además de gran coleccionista de arte. Llegó incluso a fundar un periódico con el firme propósito de alertar a su país, y al resto de Europa, de los peligros que el creciente partido nazi podía entrañar para todos ellos mucho antes de que Hitler llegara al poder. Convertido al cristianismo en los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial, Chocin fue uno de esos 'ángeles' que ayudó a los judíos que llegaban a Hungría huyendo de otros territorios ocupados. Pero viendo el panorama europeo y el avance del nacionalsocialismo, decidió depositar su extensa colección de arte en la cámara acorazada del Banco Comercial Húngaro de Best para protegerlas de los bombardeos.

En marzo de 1944 los nazis invadían Hungría, y debido a su significancia política –y a su relevancia pública–, Chocin fue una de las primeras personas arrestadas. Sin embargo, su fortuna le salvó: el abogado accedió a entregar su empresa al aparato nazi a cambio de un salvoconducto para él... y para 40 personas más, casi todos miembros de su familia. Chocin consiguió huir del Holocausto y se instaló en Nueva York, donde falleció en 1964.

Ahora, 58 años después, el Museo de Bellas Artes de Boston va a hacer justicia, al menos en parte, con el húngaro: acaba de anunciar que devolverá un valioso paisaje holandés de 1646, Vista de Beverwijk, del artista Salomon van Ruysdael (1602-1670), a sus  herederos. El museo adquirió la pintura a un marchante, en Londres, en 1982, sin conocer su procedencia. El cuadro formaba parte del registro de pérdidas de guerra en Hungría.

Justicia restaurativa

Este es solo el último ejemplo de una serie de casos que están saltando a la prensa en los últimos meses. A lo largo y ancho de Occidente los herederos de los coleccionistas –o incluso de los propios artistas, como en el caso de Mondrian y el Museo de Arte de Filadelfia– están reclamando ser los legítimos propietarios de obras de arte que, en la mayoría de casos, se encuentran en los grandes museos. En 2017, el Museo del Arte de Bonn expuso la colección de Cornelius Gurlitt, un alemán que durante décadas guardó en su vivienda de Múnich miles de obras de arte robadas por los nazis. Un año antes, dos dibujos de Egon Schiele también expoliados por los nazis fueron devueltos a los herederos del marchante Karl Maylaender.

El cuadro 'Vista de Beverwijk', de Salomon van Ruysdael

El cuadro 'Vista de Beverwijk', de Salomon van Ruysdael

Y esa es la razón por la que el Museo Louvre de París y la casa de subastas Sotheby's han firmado un acuerdo para poner en marcha un proyecto destinado a investigar las obras adquiridos por el museo entre 1933 y 1945. El acuerdo de mecenazgo, de tres años de duración, contribuirá a la financiación de una investigación que «puede dar lugar a restituciones, incorporando la digitalización de las obras, la organización de seminarios y jornadas de estudio y diversas  publicaciones sobre el tema», ha señalado el Louvre en un comunicado.

Los responsables del museo añaden: «Este patrocinio se hace eco del compromiso de Sotheby's con la restitución de las obras que cambiaron de manos entre 1933 y 1945. Fue la primera casa de subastas internacional en tener un departamento dedicado a la investigación de la procedencia de las obras y su restitución». Algo sorprendente dado que en muchos casos, los objetos que llegan a cifras millonarias en subasta no tienen una procedencia conocida. El departamento de restitución de Sotheby's se fundó en 1997, y ahora mismo sus especialistas colaboran con la investigación del Louvre.

Cabe destacar que las obras de arte no siempre fueron 'robadas': el expolio hace referencia también al cambio de manos de debido a la persecución que sufrieron sus dueños a causa del régimen nazi. Hubo familias judías que se vieron obligadas a 'malvender' sus colecciones, a esconderlas o a depositarlas en entidades que fueron expoliadas después. El problema, en mitad de una guerra mundial, es que los sucesivos cambios de manos suelen dejar también pocas pistas sobre estos cambios de manos, los papeles de propiedad se pierden (o se destruyen) y no hay registros, catálogos ni leyes que valgan.

Más de 1.700 obras recuperadas de Alemania

El pasado año el Louvre hizo pública una base de datos online con 485.000 registros, en los que se incluían más de 1.700 obras que fueron recuperadas en Alemania tras la II Guerra Mundial. Sin embargo, estas obras todavía no han sido devueltas a los descendientes de sus legítimos propietarios. En ocasiones, el proceso legal puede alargarse en el tiempo años o incluso décadas, a pesar de el Gobierno alemán mantiene actualizada una base de datos de arte saqueado por los nazis.

Francia arrastra el trauma del colaboracionismo con el régimen nazi desde la guerra, razón por la que se muestra especialmente vigilante en todas las desigualdades nacidas de aquella triste situación. Devolver cuadros, esculturas u otros objetos de arte a las víctimas de las expoliaciones antisemitas es también un gesto político del Gobierno francés para hacer las paces con su historia. Así, el Ministerio de Cultura y diversos museos públicos franceses empezaron hace más de una veintena de años a responder a las demandas de herederos de judíos expoliados. Los exámenes de diferentes casos ya han dado lugar a la restitución de 125 obras; número que ahora aumentará gracias al acuerdo entre el Louvre y Sotheby's.

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