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Museo Guggenheim de Nueva York

¿Es el arte latino de moda en los museos de EE.UU. un eufemismo del arte 'woke'?

Los museos más importantes de Nueva York, como el MoMa o el Guggenheim, además de otros espacios, se han llenado de 'arte latinoamericano' con unas características particulares en los últimos tiempos

MASA es una galería mexicana cuyo arte consiste en crear plataformas de diseño experimental, cuya razón de ser es establecer un diálogo en torno a la «cultura material». En la actualidad ocupa la sala de exposiciones del Rockefeller Center en Nueva York. La curadora de la exposición, Suzanne Wu, afirma que están «interesados en artistas y diseñadores que hacen trabajos que revelan historias ocultas».

En el Museo de Arte Moderno, el MoMa, el salvadoreño Guadalupe Maravilla es la estrella que no solo brilla allí, sino también en el Museo de Brooklyn. Cecilia Vicuña, chilena, exhibe su obra «por los contextos difíciles de los que proceden, o que son una minoría en Estados Unidos», dice el curador de pintura latinoamericana del Guggenheim, Pablo León de la Barra, precisamente en este museo.

«Indigenismo y feminismo»

«Es hora de que las instituciones empiecen a reconocerlo (el arte latino) y reduzcan las asimetrías en la programación de exhibiciones, de personal y estructuras de poder», dice este comisario con un vocabulario, un lenguaje, conocido. No es casualidad que las temáticas de este «arte latino» de moda en Nueva York y en todo Estados Unidos sean la inmigración, la cosmovisión indígena, el feminismo o el medio ambiente.

Los latinos de Estados Unidos tienen hasta un nombre oficioso u oficial, los LatinX, cuyos artistas se vieron incluso beneficiados por el sorpresivo lanzamiento de un programa de becas exclusivas del Guggenheim. La oferta cultural actual de latinoamérica está también en las esculturas de la mexicana Geles Cabrera en la America's Society o en las esculturas gigantes de la exposición Here, del español Santi Flores, en el distrito Garment de Nueva York.

Lenin y Diego Rivera

«Es parte de nuestro compromiso de largo plazo mostrar y adquirir obras de artistas LatinX y de América Latina, lo que hemos venido haciendo de manera creciente desde 2014», dice De la Barra. Una suerte de restitución. Atrás quedan los tiempos en que los Rockefeller, precisamente en su propio edificio donde ahora expone MASA sus «historias ocultas», fue censurado El Hombre en la Encrucijada, del también mexicano Diego Rivera. El mural que en 1934 iba a representar la lucha contra la tiranía y que finalmente el artista convirtió en una disyuntiva entre el capitalismo y el comunismo, con Lenin uniendo con sus manos a todas las razas, y que fue finalmente fue echado abajo.

Es como si Lenin, metafóricamente, hubiera acabado encaramándose a las paredes del vestíbulo del Rockefeller Center, como si se hubiera incrustado en el centro del mundo y, como antaño, una suerte de preponderancia del comunismo, de lo woke (el comunismo pasado por un filtro de fotos felices de Instagram), siempre contrario a la modernidad y a la vanguardia, hubiera devuelto la propaganda política del momento para lanzarla, también, bajo el nombre de «arte latino».