El autor estadounidense se enamoró profundamente de España, de su arte, de sus paisajes y costumbres. Viajó para aprender de los «Maestros Pintores»: Velázquez, Goya, El Greco... con ellos comenzó, y con ellos también, nunca acabó. Dedicó una especial atención a las costas de Mallorca como se puede ver en esta acuarela realizada durante sus viajes por la península, a la que llegó a viajar hasta siete veces. En sus obras se pueden ver ciertos paralelismos con Sorolla, pintor contemporáneo con quién intercambió varios cuadros. John Singer se centra en esta obra en intentar recrear los reflejos del mar mediante el uso de cera transparente.