Metrópolis (1916-1917), de George Grosz
George Grosz, que emigró a Estados Unidos antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, se convierte en alguien fundamental para entender la fractura de Europa desde dentro y, después, desde la distancia. Grosz ofrece con su obra no la muerte natural, sino la idea de que en su sociedad lo más natural y extendido es ser asesinado. Fiel al espíritu de su época y considerado como uno de los primeros cuadros en los que se puede encontrar esa representación de la imagen de la muerte proveniente de sus sentimientos más acérrimos, el cuadro Metropólis, donde retrata el caos de Berlín en la Primera Guerra Mundial, cuyo frenético ritmo asociamos con la destrucción: un cuadro que grita de horror y desesperación, con coches fúnebres, esqueletos, luz roja y hombres cadavéricos.