Quizá la escultura más famosa del mundo, todo lo conocido en los libros sobre ella se magnifica al contemplarla sobre su pedestal en la Galería de la Academia de Florencia. El detallismo de todas sus partes, de su postura, de su mirada o de sus gestos deja estupefactos a los espectadores como la primera vez que Miguel Ángel, celoso de no mostrar sus obras antes de terminarlas, la descubrió por primera vez. La delicadeza absoluta a golpe de cincel desde todos los puntos desde los que se mire.