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'Autorretrato de un Artista Degenerado', de Oskar KokoschkaAFP

Oskar Kokoschka en el Guggenheim: un 'salvaje' vienés traumatizado por la guerra y 'en busca del alma'

Pintor, poeta, escritor, ensayista y dramaturgo, Oskar Kokoschka (1886–1980) comenzó su carrera en la Viena de principios del siglo XX, al igual que Klimt y Schiele. Sus primeras obras escandalizaron al público y a la crítica, que lo apodó «el gran salvaje» (Oberwildling). Su rica trayectoria personal y artística abarca la mayor parte del siglo XX, estrechamente ligada a los acontecimientos históricos de su tiempo

La muerte, la guerra, la paz. El sentido de Europa, la búsqueda de un nuevo lenguaje en el arte. Las vanguardias trágicas, que comenzaron con el inicio de la Gran Guerra, se sitúan en un complejo contexto social e histórico en el que los artistas representativos de estos movimientos plantean la expresión de la muerte en el arte pictórico, entre otros temas.

Dentro del expresionismo, los artistas fundamentales de principios de siglo viven rodeados de muerte, motivo que salta forzosamente a sus cuadros, de Edvard Munch a Kathe Köllwitz, Otto Dix, George Grosz o Max Beckmann: todos ellos se centran en poder mostrar el sufrimiento y la humillación de las víctimas, como haría Goya en Los desastres de la guerra.

Si en Beckmann el grito se produce de manera individual, por su experiencia como enfermero en la Primera Guerra Mundial, pero también comunitaria, al convertirse en expresión del dolor y la muerte de toda una generación, en Oskar Kokoschka (Viena, 1886–1980) es posibilidad de redención: un artista traumatizado con la muerte desde su infancia que, sin embargo, le pierde el miedo tras su experiencia en la Gran Guerra.

«Un rebelde de Viena»

Kokoschka protagoniza ahora la primera gran retrospectiva dedicada en España a su figura, marcada por su activismo antibelicista tras combatir en la Primera Guerra Mundial y ser perseguido por el nazismo en la Segunda. La exposición «Oskar Kokoschka: Un rebelde de Viena», ha sido organizada por el Museo Guggenheim Bilbao y el Musée d’Art Moderne de París; está conformada por 140 obras, entre cuadros, dibujos, litografías, carteles y postales, prestadas por distintas colecciones europeas y está comisariada por Dieter Buchhart y Anna Karina Hofbauer.

'Herwarth Walden', 1910, de Oskar Kokoschka. Staatsgalerie Stuttgart, adquirida con fondos de la Lotería, 1966Fondation Oskar Kokoschka, 2023, VEGAP, Bilbao

Aunque es considerado un artista polifacético, su carrera estuvo dominada por el retrato, tanto de personas como de paisajes y de animales, en el que alcanzó una profundidad psicológica de tal calibre que sus estudiosos le han calificado como «pintor de almas».

En su primera etapa artística, la que abarca desde 1908 hasta principios de los años 30, su obra estuvo marcada por los retratos figurativos de miembros de la burguesía vienesa de la época con un estilo alejado de los cánones pictóricos de la época en Viena, más próximos al Art Nouveau decorativo.

Su estilo pictórico radicalmente novedoso, distinguido por el uso de intensos colores, líneas angulosas y abundantes capas de pintura que le confieren a las figuras una fuerza extraordinaria, le valió la etiqueta de enfant terrible del arte en Viena, pese a lo cual, logró numerosos encargos que le consiguió su primer mecenas, el arquitecto Adolf Loos, muy relacionado con la alta sociedad vienesa, e influyó en otros jóvenes artistas austríacos como Egon Schiele.

Los años de Dresde

Los autorretratos que se hizo el artista a lo largo de su carrera, especialmente tras combatir en la Primera Gran Guerra europea y, durante su estancia en la ciudad alemana de Dresde, es otra de las facetas que distinguen al creador austríaco.

Según ha explicado el comisario de la muestra, Dieter Buchhart, tras combatir en la conflagración mundial, donde se alistó voluntario y fue herido de gravedad dos veces, lo que estuvo a punto de costarle la vida, Kokoschka comenzó a «reflexionar sobre su propia persona». «Se cuestionaba a sí mismo por el trauma que le produjo la guerra, y gracias a este constante cuestionamiento de su persona, han surgido algunos de los autorretratos más importantes de la segunda mitad del siglo XX», ha agregado.

'El poder de la música' (Die Macht der Musik), 1918, de Oskar Kokoschka. Collection Van Abbemuseum, EindhovenFondation Oskar Kokoschka, 2023, VEGAP, Bilbao

Su carrera también estuvo marcada por una vida nómada, en la que viajó por distintos países, incluido España, tanto de forma voluntaria, buscando su propio estilo pictórico, como involuntaria, forzado por la persecución que sufrió por el régimen nazi, que le incluyó en su lista de «artistas degenerados» cuando residía en Praga, ciudad de la que huyó en el último avión que salió con destino a Londres, donde vivió exiliado.

La «clara denuncia», a juicio del comisario, en sus obras de las guerras que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XX le valieron la etiqueta de «activista político». Dentro de esta faceta firmemente antibelicista de Kokoschka se encuadran los dos carteles que pintó el artista austríaco de denuncia del bombardeo de Gernica por la aviación nazi, que son propiedad el Museo de Bellas Artes de Bilbao y que se han incluido en esta exposición.

'¡Ayuda a los niños vascos!', cartel de Oskar Kokoschka sobre el bombardeo de GuernicaMuseo de Bellas Artes de Bilbao

De esta época de denuncia del régimen nazi y del belicismo que recorría Europa son dos de los cuadros que se muestran en esta exposición: el titulado Autorretrato de un 'artista degenerado' (1937) y Anschluss-Alicia en el País de las Maravillas (1942). La muestra recoge también una obra que denuncia el uso de la energía nuclear con fines bélicos tras el lanzamiento por Estados Unidos de dos bombas contra segundas ciudades japonesas en la segunda Guerra Mundial, titulada Liberación de la energía atómica (1947).

La exposición protagonizará la temporada de primavera y verano del Museo Guggenheim Bilbao, donde se podrá visitar desde el 17 de marzo hasta el 3 de septiembre.