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Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa en Lima, en 1967

Una disputa vecinal impide un homenaje a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa en Barcelona

Tanto la casa del autor de Cien años de soledad como la de Mario Vargas Llosa en la Ciudad Condal carecen de placa conmemorativa porque a los vecinos les parece poco seguro y huyen de «connotaciones políticas»

Cada año, el Ayuntamiento de Barcelona actualiza su «mapa literario». Sin embargo, pocos barceloneses desconocen que un solo barrio, el de Sarrià, ha albergado a dos de los grandes nombres españoles de la literatura: Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.

Ambos escritores vivieron casi puerta con puerta: en el número 6 de la calle Caponata fijó su residencia García Márquez y, a tan solo unos metros, en el 50 de la calle Osi, Vargas Llosa, ambos asesorados por su agente literaria, Carmen Balcells, a quien llamaban Mamá Grande.

Ninguno de los dos edificios cuenta con la acostumbrada placa conmemorativa que suele acompañar a figuras de su talla. Y se debe a una larga disputa vecinal, que hace que los habitantes del barrio no se pongan de acuerdo. Los vecinos recuerdan aún a los escritores en sus edificios: el autor de Cien años de soledad solía escribir cerca de la ventana abierta, y el sonido de su máquina de escribir llegaba a todo el vecindario entre 1969 y 1975.

En 1975, Gabo se fue de vacaciones a México, pero la todavía inestable situación provocada por el franquismo hizo que no regresara.

La casa barcelonesa en la que vivió Gabriel García Márquez entre 1969 y 1975

Una petición del Ayuntamiento hizo que se retomara la iniciativa en 2021, pero la consulta vecinal fue insatisfactoria: cinco votos a favor, tres en contra y el resto en blanco. Aunque quedó aprobada por mayoría, el enfrentamiento entre los vecinos paralizó la propuesta con excusas «pandémicas». En realidad, para colocar una plaza es necesario que toda la comunidad de vecinos esté de acuerdo.

Por ello mismo, Vargas Llosa también carece de placa conmemorativa, ya que la comunidad de vecinos de su apartamento en la calle Osi se niega a ello por sus «connotaciones políticas». La clara postura anticomunista de Vargas Llosa se mezcla con temas como la discreción y la seguridad: en ambos casos, se tiene miedo a que sus viviendas se conviertan en un símbolo que atraiga a curiosos.

Barcelona ha reconocido hace poco a otros escritores iberoamericanos, como Rómulo Gallegos, Rubén Darío o Roberto Bolaño. Sin embargo, la necesidad de mayoría absoluta para instalar las placas continúa privando del merecido homenaje a Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.