África ridiculiza el 'wokismo' de Occidente tras la devolución de los bronces de Benín
Oba Ewuare II, monarca del territorio que forma parte de Nigeria, es el propietario exclusivo de los conocidos relieves a los que no podrán acceder los benineses
De un museo perteneciente a un país democrático, como Alemania, de libre acceso para todos los ciudadanos del mundo, los traídos y llevados bronces de Benín, devueltos a su reino de origen, han terminado, por obra del revisionismo y del 'buenismo' europeos, en este caso el alemán, en el palacio privado del rey Oba Ewuare II, sin que los ciudadanos benineses puedan acceder a su contemplación. Por decreto del presidente y tras el regreso de los relieves datados entre los siglos XIII y XVIII, el destino de las obras tuvo un viraje de ultimísima hora (y con plan premeditado) no al museo previsto, sino a la propiedad única del monarca beninés, en lo que podría ser una historia satírica de Mortadelo y Filemón sobre lo ridículo (y peligroso) de lo woke que asola Occidente.
'El Golpe'
Según el proyecto de ley del presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, que además dejará de serlo en pocas semanas para mayor ironía, se transfieren a la propiedad del rey tanto aquellas piezas «que ya han sido repatriadas» como «las que aún deben ser repatriadas», en una jugada más propia de la ficción El Golpe de George Roy Hill con Paul Newman y Robert Redford que la de la dolorosa realidad. Dolorosa sobre todo para sus responsables, principalmente la ministra de Asuntos Exteriores y la secretaria de Cultura alemanas, del cándido partido 'Verde', a las que les han colado un gol histórico como incapaces guardametas alemanas. Todo un aviso para el resto de Europa que no acaba aquí.
Descolonización de los museos
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La burla continúa con que se construyó el Museo Edo de Arte de África Occidental, de administración nigeriana, pero subvencionado por el Estado alemán, en buena medida para albergar los bronces, que finalmente se queda con chufla el rey Oba, el penúltimo representante del absolutismo africano promovido por una democracia europea en el colmo del sindiós que priva al pueblo de sus obras. Los bronces de Benín son más de 5.000 piezas fabricadas entre los siglos XIII y XVIII, de los cuales 1.000 estaban en los museos alemanes desde hace más de un siglo. Las críticas en Alemania arrecian mientras las pazguatas responsables, ministra y secretaria, aseguran estar pidiendo explicaciones a unos políticos africanos y a un rey al que se imagina partido de risa en su trono de la estupidez que, cada vez con mayor significado, dirige los destinos europeos en todos los ámbitos.
Fracaso de la 'cooperación'
El caos y los desacuerdos entre el gobierno nigeriano y este reino y su corte (el conflicto personal entre el rey Oba y el gobernador de la región de Benín, Godwin Obaseki, uno de los defensores del Museo Edo, según cuentan los periódicos nigerianos) han ayudado al auténtico robo de película en el que se ha convertido la cacareada devolución que cambia no solo las políticas en este sentido, sino probablemente en otros, visto el fracaso de la llamada «cooperación», la «restitución» y otros «ones» que muchas instancias ponían y ponen en duda con el objeto principal de la conveniente conservación de las obras de arte. Desconfianzas e incertidumbres que se han visto confirmadas a la primera de cambio, nunca mejor dicho.