Fundado en 1910

Francesca Thyssen-Bornemisza junto a la escultura de bronce de la artista británica Sarah LucasEFE

El arte contemporáneo de Francesca Thyssen conquista la sagrada colección permanente del museo madrileño

Por medio de su Fundación, TBA21, la hija del barón Hans Heinrich Thyssen lleva el presente del arte a la modernidad desde el 31 de mayo al 8 de octubre

Francesca Thyssen-Bornemisza se emocionó recordando a su padre en la presentación de «Encuentros: obras de la Colección TBA21», la fundación de arte contemporáneo que fundó, de la que es presidenta, y que en esta ocasión presenta en el museo madrileño un «prolífico diálogo» entre la reinstalada colección de arte moderno del museo y más de veinticinco obras de la Colección TBA21.

Según escribe la fundación: "Las yuxtaposiciones de obras que tienen lugar en 'Encuentros' proponen a los visitantes visiones alternativas que demuestran la capacidad que tiene el museo de abrirse a diferentes formas de entender e interpretar el mundo«. Un mundo dividido en salas como siglos y temáticas en casi la agitación en la coctelera del arte moderno con el arte más moderno. Una mezcla que, según Paloma Alarcó, conservadora jefe de pintura moderna del Museo Thyssen, «será un gran impulso para el museo».

Por ejemplo, una impresión cromogénica en color, Paraíso, realizada en 1998 por Thomas Struth, preside la sala 30 (las salas van de la 30 a la 52) dedicada al Paisajismo Norteamericano y Conciencia Medioambiental, flanqueada por los expresionistas alemanes Emil Nolde o Max Beckmann, cuya vida transcurrió en la frontera entre el XIX y el XX.

'I dream of sleep' de la dibujante británica Tracy EminEFE

Tiempo y arte en una apuesta arriesgada donde el arte más moderno mide sus fuerzas con el arte menos moderno. O simplemente el arte moderno. En la sala 39, Pioneros de la Abstracción, se exponen unas planchas de vidrio y PVC de Ann Veronica Janssens junto a obras de Kandinsky y Kupka, los colores y las emociones de la Bauhaus redivivas en Sombra Azul, Sombra Rosa y Atardecer.

Uno va avanzando entre las salas, por los pasillos, entre Rothkos y Vuillards para encontrarse con La Vida Breve de Álvaro Urbano, la naturaleza, previo paso por los Nuevos Edificios para Berlín VI, hechos con vidrio, resina y silicona, una metrópolis junto a sendos cuadros de Feininger, Max Ernst y Paul Klee casi parecen aterrados ante el descaro de Sarah Lucas y su escultura El Conejito es Engañado nº 3, realizada con pantis, medias, silla, pinza, kapok y alambre.

Francesca Thyssen-Bornemisza junto a la escultura «El conejito engañado», de la artista británica Sarah LucasEFE

Regina de Miguel, artista presente en cuerpo y obra, explicó cómo se olvidó del activismo durante la pandemia para «escribir» cuentos de ciencia ficción que luego llevó a la acuarela, mientras los ojos de Dalí, cuyos cuadros estaban al otro lado del espacio, parecían entrecerrarse, lo nunca visto. Por un momento pareció la artista de La Gran Belleza a la que el protagonista entrevistaba en una tienda de campaña, pero no era para tanto. Ni para tan poco.

Aunque pasar por El Arlequín de Picasso para terminar viendo un neón de Tracey Emin llame un poco a la desilusión, vale la pena la incursión, la idea, el préstamo, la convivencia o el «prolífico diálogo» entre épocas, incluso noticiadas en los recortes de papel serigrafiado sobre portadas de periódicos antiguos que anuncian la muerte de Hitler.

'Vasijas de color' del artista chino Ai WeiweiEFE

Las vasijas neolíticas de Ai Weiwei, el arte pop junto al acrílico de Heimo Zobernig pone fin a los Encuentros expresados y explicados con emoción por su artífice, Francesca Thyssen, cuyas obras contemporáneas alcanzan la colección permanente del museo que dirige Guillermo Solana, quien definió así el desembarco:

"Había una gran resistencia para hacer exposiciones de arte contemporáneo en la colección permanente del museo, que se consideraba sacrosanta. Se ha conseguido con esta muestra y habrá más en el futuro, alimentadas por la fantástica colección de arte contemporáneo de Francesca, gracias a su impulso y su personalidad. Hoy se circula de forma distinta por las salas del museo. Veo en los visitantes una curiosidad, emoción e intriga que no veía desde hace tiempo. El barón estaría contento con la reanimación de estas salas» .