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'San Bartolomé' (detalle) El Greco. Óleo sobre lienzoMuseo del Greco

El Museo del Prado busca el origen del cubismo analítico de Picasso en la obra del Greco

Hasta el 17 de septiembre se podrá ver «Picasso, el Greco y el cubismo analítico» en la pinacoteca madrileña, una muestra que no termina de aclarar la discutida influencia del cretense en el malagueño

Hasta el 17 de septiembre, la sala 9B del edificio Villanueva alberga la exposición «Picasso, el Greco y el cubismo analítico», una muestra que, patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado y con colaboración de la Comunidad de Madrid, se centra en la obra cubista de Picasso y la obra tardía del Greco.

Aunque casi todos los autores coinciden en limitar la influencia del Greco casi en exclusiva a la juventud de Picasso, esta exposición plantea que fue mucho más profunda y duradera, ya que fue especialmente crucial para el desarrollo del cubismo y, en particular, para la fase del cubismo analítico, en obras como El aficionado o Acordeonista.

'Acordeonista', de Pablo Picasso. Óleo sobre lienzoNueva York, Solomon R. Guggenheim Museum

En esta sala se encuentran también los documentos testimoniales que resaltan el particular vínculo vital y artístico de Picasso con el Museo del Prado, una relación que comenzó en sus años como copista y finalizó con su nombramiento como director.

La exposición: «¡Greco, inspírame!»

Entre las muchas y muy diversas influencias de otros maestros que confluyen en la obra de Picasso, la del Greco es quizás la más temprana y decisiva, ya que se inició a finales del siglo XIX, cuando el malagueño, casi adolescente, residía en Madrid. Estudiante de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, sabemos que Picasso pasó más tiempo en el Museo del Prado copiando a los grandes maestros que en la propia Academia. «¡Greco, Velázquez, inspirarme!» o «Yo, el Greco» se puede leer en dibujos de aquellos años de formación.

Recuperado del olvido por los jóvenes vanguardistas de aquella época, el Greco, con su audaz desafío al canon de la tradición clásica, aportó las claves a Picasso para romper definitivamente con el arte del pasado y los pilares de la representación tradicional.

El Greco acompañó a Picasso durante de toda su trayectoria, pero su influencia fue especialmente crucial para el desarrollo del cubismo y, en particular, del cubismo analítico. En esta primera fase del cubismo, el tema se descompone en fragmentos geométricos que van acumulándose hasta crear una imagen. Picasso crea una ilusión de relieve y profundidad que se basa en el sombreado y en la que destaca la bidimensionalidad del lienzo; al mismo tiempo, recuerda al Greco en el aplanamiento de la perspectiva y el formato vertical, incluso en la pincelada, que evoca los «crueles borrones» –en palabras de Francisco Pacheco– del cretense.

'La Resurrección de Cristo', del Greco, 1597 - 1600. Óleo sobre lienzoMuseo del Prado

La comisaria de la exposición, Carmen Giménez, ha revelado en la presentación que «el padre de Picasso se enfadó con su hijo porque se entusiasmó con el Greco». Sin embargo, su influencia fue fundamental: Picasso crea una ilusión de relieve y profundidad que se basa «en el sombreado y en la que destaca la bidimensionalidad del lienzo», ha explicado la comisaria.

El Greco por aquel entonces no era un valor. El pintor Francisco Bernareggi, compañero de estas visitas al Prado, recordaba cómo se les llamaba «modernistas» al verlos copiar al Greco en el Prado, y el padre de Picasso les amonestó al enterarse: «¡Vais por mal camino!».

Es cierto que el Greco gozó de cierta fama desde que se instaló en España en 1577 y hasta su muerte en 1614, pero desde que esta aconteció fue tejiéndose una leyenda local sobre la alocada distorsión de su estilo pictórico de sus últimos años que acabó por oscurecer posteriormente su reputación crítica. No fue hasta casi finales del siglo XIX cuando empezó a reivindicársele, gracias a los jóvenes vanguardistas europeos de este periodo. El Greco tardó tres siglos en ser entendido, pero una vez recuperado del olvido, aportó las claves a Picasso para romper definitivamente con el arte del pasado y los pilares de la representación tradicional.

Esta exposición, con tan solo doce obras, que podrá ver hasta el 17 de septiembre, ofrece la oportunidad de comprender la relación entre ambos artistas, dos sensibilidades originales que hablan de la redefinición del hecho artístico a través por ejemplo del volumen y el color, la composición, la perspectiva, el espacio, la luz o el desafío al dogma académico y la tradición clásica.

Un récord para el Prado

Con la apertura de esta muestra se elevan a seis las exposiciones temporales que se pueden visitar en el Museo del Prado, una cifra nunca alcanzada hasta la fecha: «Guido Reni», «Herrera ‘el Mozo’ y el Barroco total» y «Emilio Sánchez Perrier (1855-1907). Dibujos» en el edificio Jerónimos, y «Retratos de Sorolla» y «Obras maestras españolas de la Frick Collection» junto al itinerario «Calderón y la pintura» en el edificio Villanueva.

Inscrita en La Celebración Picasso 1973-2023, programa expositivo que conmemora el cincuenta aniversario del fallecimiento del artista español, la exposición muestra la correlación más radical entre estos dos artistas para reflexionar sobre un aspecto fundamental: el ascendente del cretense sobre el malagueño cuando este se adentraba en el cubismo.

La Celebración Picasso 1973-2023 pretende poner en valor la trayectoria de un artista esencialmente europeo, quien, desde un profundo conocimiento del acervo y los principios de la tradición y una comprensión del clasicismo como valor ético, proyectó internacionalmente símbolos tan universales como el Guernica, según destacan desde el Museo del Prado.

La exposición «Picasso, el Greco y el cubismo analítico», en el Museo del PradoEFE

El director del Museo del Prado, Miguel Falomir, ha recordado que el Greco tardó tres siglos en ser entendido, pero una vez recuperado del olvido, «convertido en uno de los grandes artistas», aportó las claves a Picasso para romper definitivamente con el arte del pasado y los pilares de la representación tradicional.

Es una exposición «magníficamente elegida», ha añadido Falomir, quien ha explicado que «teniendo el Prado la mejor colección de Grecos, cuatro de los elegidos ha venido de expresamente de fuera, »porque son los que mejor dialogan con la obras de Picasso".