Entrevista imaginero Javier Viver: «Lo propio de la Iglesia es transformar la cultura y renovarla»
Nos trasladamos al estudio del escultor e imaginero Javier Viver, uno de los artistas contemporáneos más reconocidos del arte sacro
«El arte te ofrece ver lo que está detrás, lo que es invisible, todos los misterios del ser humano», así entiende el arte el escultor e imaginero Javier Viver (Madrid, 1971), que considera que «desde el origen» el arte ha aparecido «muy unido a la religión».
Es martes por la mañana, llegamos al taller de Javier Viver. Al cruzar la puerta se respira un ambiente tranquilo. Algunos jóvenes comparten espacio de trabajo con él, una de las artistas retoca una de las figuras de la Madre de la Esperanza. En el patio, otro chico prepara un molde que dará forma a otra futura figura. Mientras tanto, otras tres personas organizan otros proyectos como El Observatorio de lo Invisible, la escuela de verano impulsada por el artista madrileño.
Nos encontramos a Javier Viver en el patio, trabaja con agilidad en los últimos detalles de una escultura del niño Jesús; la virtud de alguien que lleva más de 30 años siendo escultor imaginero. En esta larga trayectoria afirma que busca que en el arte exista comunicación y que esté al servicio de la sociedad.
«El artista tiene unos dones y los pone al servicio de la sociedad», expresa mientras trabaja con arcilla en el encargo que le han solicitado desde Miami. Un niño Jesús que está dando sus primeros pasos y que será una de las piezas de una futura Sagrada Familia.
Hablamos con él de arte sacro y de cómo el arte, como concepto, siempre ha estado muy unido a la Religión. «Surgen tendencias muy ideológicas, que intentan secularizar el arte y convertirlo en algo muy cercano a la realidad. Y el arte siempre tiene esa capacidad de distanciarse de la realidad y permitir la contemplación desde fuera», critica el artista.
Javier Viver afirma que, como respuesta a todo esto, ha surgido un movimiento muy extendido, especialmente entre gente joven, de «valoración del Misterio de las cosas menos evidentes».
Cultura e Iglesia
El gran proyecto de Viver, lo que mueve su trabajo, es renovar el arte sacro. «La Iglesia está en crisis porque tiene una especie de complejo ante la modernidad y es incapaz de generar algo nuevo», analiza quien carece de miedos o complejos a la hora de afrontar su empeño creativo.
«Lo propio de la Iglesia siempre ha sido no solamente adaptarse a la cultura, sino transformar la cultura y renovarla, y tiene un poder extraordinario de hacer eso». Por ello, entre otras cosas, Javier Viver actúa como vínculo, punto de encuentro y networking entre personas de diferentes disciplinas: «El Espíritu Santo va generando movimientos entre personas muy normales, y en este momento tienen que surgir iniciativas desde los laicos».
Los encargos de Javier Viver
En el patio de su taller descansan como si de un museo se tratase seis esculturas. Dos de ellas son encargos que están esperando los últimos retoques para ser enviadas. «Siempre ha existido un gran número de obras que se hacen por encargo», aunque afirma que los encargos en el mundo del arte antes no estaban muy bien vistos. «Antes la autonomía del arte se consideraba como un absoluto, era impensable un artista que se plegaba a otras realidades que no fueran la puramente artística».
Una de las imágenes que está a punto de salir del taller para las Hermanas pobres de Murcia es una Virgen de la Mirada, como ellas las bautizaron. Una imagen de María levantando al niño en brazos y cruzando la mirada con él, de la que Viver afirma estar muy contento con el resultado, ya que cree haber conseguido congelar esa mirada y convertirlo «casi en un instante eterno».
La otra, «el empeño de un ginecólogo», como dice el artista. Se trata de una Virgen embarazada, muy próxima a dar a luz, que está recogida en oración, llamada Madre de la Esperanza. El director de la maternidad la pondrá en la clínica para que la gente pueda llegar y sentarse: «Cada uno va con sus agobios, se sientan al lado de esta escultura y cada uno, a su nivel, se tranquiliza o reza o hace lo que quiere».
Su gran proyecto: el Sagrado Corazón
Quizás el proyecto más ambicioso de Javier Viver es el que tiene actualmente entre manos, un monumento al Sagrado Corazón de cuarenta metros de altura que se construirá en Boadilla, Madrid. Javier nos cuenta que se trata de algo «muy nuevo», que no tiene nada que ver con «el concepto que se había hecho del Sagrado Corazón hasta ahora». Una experiencia «plurisensorial de encuentro con el Corazón de Jesús».
La pieza monumental, como se puede ver en una maqueta en el patio del taller, consistirá en la imagen de Cristo con los brazos abiertos en cuyo interior se encontrará un corazón dorado. Pero no se queda ahí, al monumento se podrá entrar por una rampa subterránea y subir por el interior.
Durante esta ascensión, se podrá «aprender de una escuela de los que han tenido un contacto directo con el Corazón de Jesús». San Juan, la Virgen María, Santo Tomás, el soldado romano Longinos, «todos han participado y ha tenido un contacto directo con el corazón», lo que servirá a todo el que se acerque a entrar en contexto antes del encuentro.
Otro de los elementos importantes del Sagrado Corazón de Javier Viver será la luz. El torso presenta diferentes orificios que corresponden con el «mapa de la flagelación», todos ellos se convertirán en haces de luz que rebotarán en el corazón de oro, reverberando luz dorada por todas las paredes de hormigón.
El estudio de Javier Viver
Con el objetivo y el interés de promover el arte sacro,Javier Viver puso en marcha la Fundación Vía del Arte, junto al arquitecto Benjamín Cano, la pintora María Tarruella, el músico Ignacio Yepes y la periodista Sonia Losada, a través de la que buscan que artistas contemporáneos se dediquen y dirijan parte de su obra al arte sacro.
En este contexto surge El Observatorio de lo Invisible, los retiros de El Duende y un proyecto en proceso muy ambicioso que se llama la Ciudad de los Artistas: «Tiene que haber instituciones que vuelvan a ocupar el papel que tenían los monasterios», opina el escultor.
En su estudio piensan que «lo que se conoce como el arte total, que empieza en la ópera, en la que se integran todas las artes, realmente tiene una tradición muchísimo más antigua, que es el arte sacro y la liturgia, donde intervienen todas las artes».
Por eso, en el Observatorio de lo Invisible, la escuela de verano que congrega en el Monasterio de Guadalupe a cien alumnos con interés de encontrar en lo trascendente una respuesta a sus inquietudes artísticas, se produce la integración de pintura, música, coreografía, arquitectura, escultura… de todas las artes.
Este año el Observatorio, que tendrá lugar del 17 al 22 de julio, contará con un taller de danza, llevado por Antonio Ruiz, Premio Nacional de Danza; el de escritura, liderado por el poeta Jesús Montiel; otro taller de cante y expresión vocal, guiado por el Niño de Elche. También habrá formación de música, impartida de nuevo por Ignacio Yepes, hijo del guitarrista Narciso Yepes; de dibujo, que llevará el artista digital Samlo; de pintura, impartido por María Tarruella, y por último un taller de fotografía, llevado por Paula Anta.