El galerista francés, figura cumbre del arte moderno, amigo, financiero y mecenas de una colección de artistas incomparable como la formada por Cézanne, Renoir, Gauguin, Matisse o Picasso, entre otros, tuvo una muerte terrible y azarosamente «artística». En 1939 viajaba en su coche cuando se salió de la carretera. Mientras daba vueltas de campana, una escultura de bronce que llevaba en la parte trasera le golpeó en la nuca causándole la muerte al instante. Fue el primer organizador de una exposición de Picasso en 1901.