Ya está en España 'El Cristo' de Dalí, cuyo modelo fue el doble de Gene Kelly en 'Cantando bajo la Lluvia'
La popular e impactante obra del pintor español, inspirada en san Juan de la Cruz, se puede contemplar en el Museo de Figueras, 71 años después de su última exposición en el país, hasta el 30 de abril de 2024
Cuando Salvador Dalí vio el dibujo de Cristo Crucificado hecho por san Juan de la Cruz encontró la horma de su paleta. En la epifanía del santo (eso pensó el pintor que debió sucederle), que reflejó una perspectiva tan moderna como inimaginable de Jesucristo en el XVI, estaba el surrealismo más elevado del artista de Figueras.
La imagen sencilla y poderosa se le apareció en sueños y, en esos sueños, también apareció Port Lligat, su casa, el mar, la playa, los pinos o las casas blancas. Lo contó en una entrevista para la Scottish Art Review. Cuando se despertó, comenzó a pintarlo. Pensaba sustituir la sangre de las manos y los pies por claveles, pero entonces tuvo otro sueño donde su «ambición estética» era «pintar a un Cristo bello como el mismo Dios que él encarna».
Completamente alejado de representaciones «expresionistas y contorsionistas», mirando de reojo a Velázquez y a la pintura de un campesino en un bote pintado por Le Nain (donde vio en su lugar a los pescadores de Port Lligat), Dalí se lanzó a pintar la obra cuyo personaje central flota, no lleva corona de espinas y acabó siendo la pintura favorita de Escocia, donde ha permanecido 71 años, según una encuesta del periódico The Herald.
El Cristo se lo compró a Dalí directamente el director del Museo de Kelvingrove. en Glasgow, Tom Honeyman, por 8.200 libras (unos 9.000 euros), un empeño (por el que fue criticado) que admiró al español y produjo una amistad de por vida entre ambos. Como el sueño fue en California, el modelo que utilizó para ver el efecto de la gravedad en el cuerpo fue el del doble de acción de Hollywood Russ Saunders que, entre otros, lo fue de Gene Kelly en Cantando bajo la Lluvia.
No solo la idea fue surrealista, sino los métodos para crearla: usó las matemáticas para las proporciones y, en su natural exhibicionismo, las críticas de sus coetáneos surrealistas por inspirarse en la religión le sirvieron como combustible creativo para verse a sí mismo como el primer artista en unir la fe con la ciencia, a lo que llamó «Misticismo Nuclear». Genio y figura del gran artista español cuya obra, desde su hogar en Glasgow, ha viajado durante 72 años por el mundo desde su primera exposición en Londres (pasó por Madrid y Barcelona en 1952) hasta la última en St. Petersburgh, Florida, en 2018.
La pintura única regresa a España (a Figueras) hasta el 30 de abril de 2024 grabada en el imaginario de casi todos los que la han contemplado, aunque sea indirectamente, y de la que dicen que cuando Honeyman la compró, alguien sugirió que debía colgarse en una iglesia, y entonces el director de Kelvingrove dijo que, según esa lógica: «El matadero de Rembrandt debía colgarse en un mercado de ganado».