Un coleccionista desconocido pagó en 2012 casi 87 millones de euros por estos tres «rectángulos» coloreados de naranja, rojo y amarillo, por mucho que ni siquiera se distinga apenas el rojo del naranja, o el amarillo sea más bien un dorado. Interpretaciones aparte o no, porque sin una interpretación esta obra, como tantas otras del artista, no podría justificar su valor. En la serie Mad Men, donde está todo, uno de los protagonistas compra un Rothko y lo cuelga en su despacho. En una escena algunos empleados entran en el despacho cuando aquel no está y tienen una breve, pero intensa discusión sobre lo que están observando. Uno de ellos ve algo: el mar, la inmensidad, algo desconocido y perturbador. Los demás no ven nada. No entienden el precio pagado por aquello, pero uno de ellos sí comprende lo que ha dicho el otro. La apreciación exclusiva, el misterio y el valor de lo desconocido o de la trampa.