Cinco cuadros de Mary Cassatt, la pintora tradicional que acabó siendo una impresionante impresionista
Se cumplen 180 años del nacimiento de la artista estadounidense, hija de familia tradicional, que se empeñó y consiguió ser una pintora de vanguardia, hoy ya clásica, como su amigo y admirado Degas
La familia de Mary Cassatt siempre se opuso a que fuera artista. Y eso que se puede decir que jugaron con fuego al darle una educación cosmopolita en las capitales europeas, cerca de las influencias y de la inspiración de las grandes corrientes artísticas a las que por naturaleza se sentía atraída.
A los 15 años empezó a estudiar pintura en Pensilvania, su estado de nacimiento, pero el genio natural de Mary sintió que aquella escuela estaba dormida para su incontenible despertar. París, como una de las ciudades de su infancia, la llamó como a Ulises las sirenas. Fue su padre quien quiso atarla al mástil, pero no lo logró.
En Francia recibió clases particulares y se puso a copiar en el Louvre los grandes cuadros. Metida de lleno en los ambientes artísticos tradicionales, consiguió exponer en el Salón de París como pintora romántica, amoldada a las corrientes académicas contra las que un grupo de artistas comenzaba por entonces a revelarse.
Era el impresionismo del que Mary no sabía nada. De regreso a Estados Unidos, esa nueva corriente artística comenzó a extenderse. Tras algunos años de dudas y dificultades artísticas, personales (con su familia, que no terminaba de aceptar su afán) y económicas, alcanzó reconocimiento en Italia.
Algunos años después se estableció en París y allí empezó a sentir las pulsiones del impresionismo. Se unió a la «revolución» y participó de lleno en ella, convirtiéndose en su protagonista femenina junto a Berthe Morisot.
Degas fue su gran amigo e ídolo en aquella sociedad de genios, para el que posó numerosas veces, y participó en las grandes exposiciones del grupo hasta finales de la década de los 80 del XIX, cuando se fue alejando de la vanguardia pura hacia una mayor sencillez, siempre femenina, de temas femeninos, que le fue característica y que no le impidió ser para siempre una impresionante pintora impresionista.