Aparece en una zona rural de EE.UU. un retrato inédito de Warhol a la cantante de Blondie
Se trata de un retrato realizado en uno de los primeros ordenadores personales del que únicamente existen dos copias impresas
El debate sobre la calidad y el valor artístico real de la obra de Andy Warhol daría para horas y horas de simposios, conferencias y críticas.
Lo que nadie duda es de la influencia del artista estadounidense en el panorama artístico de los años 60 del siglo XX como buque insignia del Pop Art, que propinó una sonora bofetada al expresionismo abstracto imperante entonces.
Para los más escépticos, Warhol se limitaba a «tunear» obra ajena para presentarla como una nueva creación, y ahí es donde reside el debate: ¿Hasta qué punto una «reinterpretación» de una fotografía, una pintura o un cuadro de otro artista es una obra nueva, original y con valor por sí misma?
En el debate entrarían otros artistas considerados pilares del arte universal, como Picasso y su reinterpretación de las Meninas de Velázquez; o Francis Bacon y su serie del Papa Inocencio X a partir del original (curiosamente) también del maestro sevillano.
O, yendo más allá hasta alcanzar uno de los tótems de la historia del arte, ¿son las copias romanas en mármol del Discóbolo de Mirón, o de otros originales griegos en bronce, valiosas obras de arte más allá de su valor histórico-arqueológico?
Otros pueden argumentar que, en el mundo capitalista de hoy, el valor de una obra de arte se mide por la cantidad por la que se vende en subasta.
Desde ese punto de vista, el valor de Warhol sería indiscutible, si se tiene en cuenta que una de las copias serigrafiadas del retrato de Marilyn Monroe firmada por Warhol –a partir de una fotografía promocional de la película Niágara– alcanzó en 2022 los 195 millones de dólares en subasta pública en Christie’s.
El debate regresa ahora a la actualidad al conocerse que un retrato considerado perdido de Debbie Harry –vocalista de la banda new wave Blondie– apareció colgada en la pared de una casa en una zona rural de Delaware, Estados Unidos.
La particularidad es que el cuadro, realizado por Warhol en 1985, es una impresión de un retrato realizado en un ordenador personal. Según la revista Page Six –que ha dado la noticia–, el cuadro se prevé que alcance varios millones de dólares en una venta privada.
La historia del retrato es un tanto enrevesada. Señala Page Six que Warhol lo realizó en uno de los primeros ordenadores personales del mercado hace casi 40 años cuando firmó como embajador de la empresa tecnológica Commodore.
Del retrato existían solo dos copias impresas. La primera, en poder de la misma Debbie Harry. La segunda –la que acaba de aparecer– se consideraba perdida.
La vivienda en la que se encontró es propiedad de un antiguo trabajador de la empresa Commodore (Jeff Bruette) que instruyó al artista en cómo manejar la computadora, y habría sido un regalo personal del mismo Warhol al técnico de la compañía, informó Page Six.
Junto con el retrato, apareció además un disco firmado por el artista con 10 dibujos realizados con el ordenador, propiedad también de Bruette.
Warhol había experimentado con las posibilidades del ordenador como instrumento para la creación artística y efectuó varias obras sobre una lata de sopa marca Campbell, bodegones, o una reinterpretación del Nacimiento de Venus, de Botticelli.