La dieta que creó Leonardo da Vinci, un genio también en lo culinario

Leonardo da Vinci pintaba cuadros, desarrollaba teoremas, estudios, y también creaba recetas. En este sentido era un filósofo que investigaba para una vida mejor, científicamente saludable. Uno casi no puede imaginarse a Da Vinci, con su imagen característica de barba blanca y túnica, presentando un programa en la televisión, pero bien podría haberlo hecho, o incluso haberse convertido en un chef de prestigio con restaurante propio de cinco tenedores merced a sus creaciones del XV y XVI, de apariencia deliciosa en el XXI.

La revista Muy interesante revela que una exposición de Lieja exhibió un plato de gambas rojas con burrata y albaricoques con menta obra del autor de La Gioconda, que casi parece, pensando en esto, sonreír misteriosa y ávidamente ante la visión de tan delicado ingenio culinario. Tal y como recomiendan los dietistas del presente, Da Vinci recomendaba evitar el consumo de carne, lo cual era otra genialidad en su época, invitando al consumo de verdura y fruta, mayormente. Todo en función de sus propios estudios nutricionales, donde las legumbres y los frutos secos cobraron honda importancia.

La mente del genio renacentista establecía puentes de inteligencia entre disciplinas impensables, hoy pensable gracias a él. De la cocina y la nutrición saludable y virtuosa paso, casi como en un juego del que también formaba parte la estética de los lugares donde se come. Decorador y arquitecto, buscó en la idea del bienestar un concepto general y trató de abarcarlo todo en sus múltiples y diferentes vertientes.

Lo vegetariano, mayormente, como sinónimo de salud, pero sin pasarse, una auténtica dieta mediterránea como la que aparece en La última cena, el cuadro ahora en el candelero por la ofensiva representación en la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos, donde se observa que los alimentos son básicamente pescado, pan y verdura, como por otro lado corresponde a sus protagonistas pescadores.