Ocho obras maestras del Prado que ilustran las gestas del Imperio Español

La historia de España como nación es la historia de su proyección global, de sus gestas y de sus logros. En tiempos de leyenda negra y de renuncia al orgullo por los logros históricos de los españoles, resulta pertinente recorrer algunos de los episodios más sobresalientes de la mano de algunas de las obras maestras del Museo del Prado

El descubrimiento de América en 1492 suele considerarse el evento fundacional de España como Imperio y su proyección como nación global. No en vano el 12 de octubre es la fiesta nacional de España. Este cuadro de Dióscoro Puebla de 1862 (propiedad del Prado pero depositado en el Ayuntamiento de La Coruña) representa, de forma idealizada, la llegada de los españoles encabezados por Cristóbal Colón a Guanahaní el 12 de octubre de 1492. España comenzaba su aventura global.

Museo del Prado

El Gran Capitán, Fernando González de Córdoba, es una figura capital en la historia de España. A él se le debe la victoria frente a los nazaríes en la guerra de Granada, y frente a los franceses en las guerras de Italia. Su genio militar modernizó el arte de la guerra y puso las bases del Ejército Español. Los futuros Tercios se organizarían poco después a partir de las reformas introducidas por él. Este cuadro de Federico de Madrazo de 1835 lo representa durante la batalla de Ceriñola del 28 de abril de 1503 donde los españoles derrotaron a los franceses.

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El emperador Carlos V a caballo en la batalla de Mühlberg, de Tiziano (1548), es una de las grandes obras maestras del Museo del Prado. El cuadro se convirtió en un ejemplo para los monarcas posteriores de la Casa de Austria como modelo de lo que debía ser un Rey. El cuadro –para cuya composición Tiziano se inspiró en la estatua ecuestre de Marco Aurelio de la plaza del Capitolio de Roma– presenta al emperador victorioso en la batalla contra los protestantes alemanes en la batalla de Mühlberg el 24 de abril de 1547. La armadura que luce en el cuadro está expuesta en la Armería del Palacio Real de Madrid.

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Otra gran victoria del Imperio Español en el siglo XVI fue la batalla de Lepanto, en la que la Liga Santa encabezada por las galeras españolas capitaneadas por don Juan de Austria derrotaron a la flota otomana que amenazaba con extender el poder del sultán turco por toda Europa. En 1856 Antonio de Brugada representó la batalla de una manera magistral. Perteneciente al Museo del Prado, está expuesto en el Museo Marítimo de Barcelona.

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Las lanzas (o La rendición de Breda) de Velázquez (1630) es una de las obras maestras absolutas del Museo del Prado. Representa el momento de mayor gloria militar de los Tercios españoles durante el reinado de Felipe IV, el mismo reinado que vería su derrota en la batalla de Rocroi. La obra del maestro sevillano representa el momento en el que el gobernador de la plaza holandesa de Breda, Justino de Nassau, entrega las llaves al general genovés al mando de los Tercios de Flandes, Ambrosio Spínola, el 5 de junio de 1625.

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La conquista de América dejó grandes gestas, pero también momentos dramáticos para España. Uno de ellos fue el asesinato de Francisco Pizarro en Lima a manos de los partidarios de su rival, Diego de Almagro, el 26 de junio de 1541. El cuadro de Manuel Ramírez Ibáñez de 1877 deslumbra por la pulcritud de las armaduras, la teatralización del asesinato y el patetismo de las miradas de los asesinos de Pizarro. Está en depósito en el Museo del Ejército en Toledo.

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La derrota de la Armada en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805 marca el fin de la edad de oro política de España. Después vendría la guerra contra los franceses y la pérdida de las provincias españolas en América. La muerte de uno de los más grandes genios que dio la Armada Española, Cosme Damián Churruca, durante la batalla cuando estaba al mando del navío San Juan Nepomuceno, es, junto con el hundimiento del navío Santísima Trinidad en la misma batalla, el símbolo del fin del poderío naval español. El momento quedó perfectamente ilustrado por Eugenio Álvarez Dumont en 1892 en el cuadro Muerte de Churruca en Trafalgar, depositado en el Instituto de Educación Secundaria Canarias Cabrera Pinto, en La Laguna.

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Una de las representaciones más espectaculares de la batalla de Trafalgar la realizó el pintor Justo Ruiz Lina en 1890. Su cuadro Combate naval de Trafalgar (depositado en el Ayuntamiento de Cádiz), refleja con un realismo inusual para la época y con una composición digna de una superproducción cinematográfica de hoy, el enfrentamiento entre las escuadras franco-española y la británica.

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