El conde-duque de Olivares (¿de Velázquez?) con el que hablaba sir John Elliot se incorpora al Prado
Esta obra forma parte de un grupo de seis de pinturas que derivan del original que se encuentra en el Museo del Hermitage
El Museo del Prado de Madrid incorpora como novedad en sus salas un retrato del conde-duque de Olivares perteneciente a sir John Elliot, el gran hispanista británico, descubridor de grandes verdades históricas y sociales de España, que compró el cuadro en 1996 y lo donó a la pinacoteca madrileña en usufructo.
Este tipo de retratos fueron muy habituales durante el tiempo en que Velázquez actuó como retratista cortesano y obedecían a la amplísima demanda de imágenes que se generaban en torno a los miembros de la familia real y del primer ministro.
El método que se consideró más adecuado para ejercer ese control fue responsabilizar al pintor de cámara, que utilizó su taller como instrumento para propagar imágenes, en muchos casos replicando originales de Velázquez.
Esta obra materializa la conexión de John Elliott con el Museo del Prado y al Salón de Reinos del que Olivares fue promotor.
Supuesta vinculación con Velázquez
Se trata de un retrato vinculado al taller de Velázquez que permite ir completando la rica casuística de la producción relacionada con el maestro sevillano y, además, enriquecer la iconografía del Conde Duque en las colecciones del Prado.
Esta obra forma parte de un grupo de seis de pinturas que derivan del original que se encuentra en el Museo del Hermitage y es la que posee mayor calidad y una escritura pictórica más espontánea.
Hispanismo y relación de Elliott con el retrato del Conde-Duque
Es conocido por sus estudios realizados acerca del auge la decadencia monárquica siglos XVI y XVII. Sus estudios se centran en los siglos XVI y XVII acerca del auge y decadencia de la Monarquía católica en España y cómo se gestionó.
Su relación con el Hispanismo parte de un primer viaje a España en los 50, apenas tenía 20 años. Después de este momento nunca se despegó de Madrid, pero más concretamente, de un cuadro situado en las entrañas del museo de El Prado. Quizás se convirtió en una obsesión hasta tal punto que se recuerda a Elliott por las conversaciones que tenía con el duque, con el cuadro del Duque.
Después de una consulta con Herbert Butterfield «historiador y filósofo británico del siglo XX» sobre su preocupación y curiosidad acerca de todo lo que representaba a España, decidió emplear su tiempo y vida al estudio de la historia de la España moderna.