Sale a subasta una obra confiscada por los nazis por un valor estimado entre 50.000 y 80.000 euros
Esta obra fue recuperada por los llamados Monuments Men, un equipo de expertos del arte que trabajaron con las fuerzas militares aliadas para salvaguardaron un sinfín de obras de arte en manos del régimen alemán
Durante la Segunda Guerra Mundial, ninguna obra de arte parecía estar a salvo de las manos de los nazis, quienes llevaron a cabo un meticuloso y organizado plan para robar valiosas piezas de arte: más de 600.000 obras y objetos fueron despojados de sus propietarios por el régimen alemán.
Muchos de esos cuadros y piezas se perdieron para siempre, pero otras consiguieron salvarse gracias al arduo trabajo de búsqueda por toda Europa de 17 hombres miembros del Programa de Monumentos, Arte y Archivos, también conocidos como Monuments Men, creado por los Aliados en 1943.
La historiadora de arte francesa y conservadora en el Jeu de Paume de París y miembro de la Resistencia Rose Valland (1898-1980) fue clave para el éxito del trabajo de estos «hombres que salvaron el arte en la Segunda Guerra Mundial». Durante la ocupación alemana de París, la galería de arte donde trabajaba Valland funcionó como un almacén para las numerosas obras de arte saqueadas por los nazis. En aquellos años, la historiadora del arte registró en secreto los detalles y mantuvo la contabilidad de las obras robadas para luego transmitir la información a la Resistencia. Gracias a su labor se pudo descubrir el paradero de muchas de estas obras.
Ahora, la casa de subastas Christie's organiza en noviembre y diciembre dos eventos importantes para recordar la vida y el legado de Rose Valland. El evento convocado para el próximo 21 de noviembre será la subasta de un cuadro que aparece en una imagen icónica tomada al final de la Segunda Guerra Mundial y que fue rescatado en una de las operaciones de los Monuments Men.
Se trata del Retrato de mujer de medio cuerpo que el pintor Nicolas Largillierre pintó a finales del siglo XVIII y que fue saqueada de la cámara acorazada del barón Philippe de Rothschild (1902-1988) en Arcachon a finales de 1940. La pintura fue trasladada en febrero de 1941 al Jeu de Paume de la capital francesa y pocos días antes del final de la contienda mundial, en mayo de 1945, el retrato fue recuperado por los Monuments Men en el castillo de Neuschwanstein, en Baviera, gracias a la información recopilada y difundida en secreto por Rose Valland.
De aquel rescate se conserva una icónica instantánea en la que aparecen James J. Rorimer, uno de los Monuments Men y otros soldados sosteniendo tres de las muchas obras de arte saqueadas por los alemanes. Marc Porter, presidente de Christie's Americas, expresó que esperaba que la conexión con la fotografía histórica atrajera a posibles compradores. «Las fotografías de los Monuments Men enseñaron al mundo el expolio nazi», consideró. «Esta no es la historia de una restitución de una obra que es enormemente valiosa, sino que tiene la profundidad de la historia y la historia».
El 3 de mayo de 1946, la obra fue restituida oficialmente a la familia Rothschild y permaneció en su colección hasta 1978, cuando fue adquirida en subasta por su actual propietaria. El retrato sale a la venta el próximo mes de noviembre en París con un precio estimado de 50.000 a 80.000 euros.
Los Monumments Men
En 2009, el escritor y empresario estadounidense Robert Edsel utilizó aquella icónica fotografía en la que aparece el cuadro de Nicolas de Largillierre para ilustrar la portada de su libro The Monuments Men: Héroes aliados, ladrones nazis y la mayor búsqueda del tesoro de la historia, que años más tarde sería adaptada en una película dirigida y protagonizada por George Cloony en 2014. Pero, ¿quiénes fueron estos héroes que salvaguardaron un sinfín de obras de arte en manos de los nazis?
El grupo estaba formado por aproximadamente 400 civiles, hombres y mujeres, de 14 nacionalidades. Historiadores y profesores de arte, restauradores, directores de museos, artistas y arquitectos formaron una alianza con fuerzas militares para salvaguardar monumentos históricos y culturales de los daños de la guerra, y una vez el conflicto fuese acabado, para buscar y devolver trabajos de arte y otros productos de importancia cultural que habían sido robados por los nazis o escondidos a buen recaudo.
«Fue una carrera para llegar a Alemania y a estos lugares antes de que los nazis más duros empezaran a destruir no sólo el arte, sino también los registros del robo», declaró Robert Edsel al medio The New York Times.
Tras ser París liberado por las fuerzas aliadas a fines de agosto de 1944, el capitán James J. Rorimer se reunió con la historiadora y conservadora de arte para intercambiar la información que ella había recopilado arriesgando su vida. De esta manera se descubrieron múltiples depósitos de arte saqueado entre los que destaca el castillo de Neuschwanstein.