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El Premio Nobel de Literatura, John Coetzee, recorre las galerías del Museo del PradoEuropa Press / Museo del Prado

El Prado triunfa con las residencias de grandes escritores en el Museo y ya se hace eco el ´New York Times´

Los escritores John Coetzee, John Banville, Chloe Aridjis, Olga Tokarczuk han disfrutado varias semanas de estancia en el Museo del Prado para inspirarse de cara a futuros relatos

En un museo con la acumulación de obras maestras de primer nivel, la historia y la trascendencia internacional como la del Museo del Prado, cada cuadro, cada espacio, cada rincón es motivo de inspiración artística.

Esa suerte de multiplicación del arte, o el arte como generador de arte fruto de la inspiración, puede ser un motor creador que los responsables de la pinacoteca madrileña quieren explorar por medio de la iniciativa Escribir el Prado.

Consiste este proyecto, todavía en fase experimental, en invitar dos veces al año a escritores de renombre internacional y procurarles una estancia de varias semanas en Madrid para que estudien, exploren, admiren y se inspiren en las obras maestras de Velázquez, Goya o Rubens del Museo del Prado.

El escritor irlandés John Banville en una de sus visitas al Museo del PradoEuropa Press

Quienes hayan visitado la pinacoteca durante el mes de octubre tal vez cruzaron sus pasos con los del escritor irlandés, Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, John Banville.

El autor de La alquimia del tiempo, Antigua luz o Las singularidades, recorrió durante varias semanas las salas del Prado. En una de sus jornadas le siguió un periodista del New York Times, que dedicó un amplio reportaje al deambular de Banville y, de paso, dio una amplia difusión a la iniciativa del museo.

La jornada que el New York Times siguió los pasos de Banville la dedicó el escritor irlandés a buscar el cuadro del Ecce homo de Caravaggio, en exposición temporal en la pinacoteca.

La historia particular y sorprendente de este cuadro desconocido del maestro del claroscuro y hallado en una subasta en 2021 podría ser la fuente de inspiración para un relato de Banville. Pero el autor no suelta prenda, así que habrá que esperar.

En la iniciativa, la escritura es esencial. Durante su estancia en Madrid los escritores que participen en el proyecto no están obligados a escribir. Su misión principal es empaparse de las obras maestras del Prado. Pero luego, de vuelta en sus países, deberán escribir un relato.

Además de Banveille han pasado también por el Museo del Prado Premio Nobel de Literatura 2003, John Coetzee; la también Premio Nobel de Literatura en 2018 Olga Tokarczuk; y la Premio Pen/Faulkner 2020 Chloe Aridjis.

Coetzee y Aridjis ya han terminado y publicado sus respectivos relatos: El vigilante de sala y El nivel de aire, respectivamente. Ambos relatos, los primeros del experimento, ya están disponibles a la venta en la tienda física y online del Museo del Prado.

Los dos relatos son el resultado de la estancia de Coetzee y Aridjis como residentes en el Museo del Prado. Durante las semanas de estadía, han podido recorrer sus salas de forma libre o acompañados de un cicerone, curiosear, perderse, leer y deambular sin rumbo rodeados de arte.

Escribir el Prado es una iniciativa del Museo del Prado junto con la Fundación Loewe para patrocinar dos residencias anuales a escritores de renombre internacional que les permita investigar, e incitarles a abstraerse en las galerías de la pinacoteca.

Durante el tiempo de su estadía en el Museo, además de poder explorar las colecciones, participarán en talleres y tendrán autorización para introducirse en todos los rincones del museo –incluidos los espacios restringidos, como talleres de restauración, laboratorios y almacenes– con el objetivo de inspirarse de cara a su labor literaria a partir de sus hallazgos durante la residencia.

El objetivo, detalla el Museo, «es convocar una conversación profunda de la literatura con las artes plásticas y fomentar así formas renovadas de la ficción».

Los participantes en el proyecto han interiorizado ampliamente, como reconoció Olga Tokarczuk, quien aseguró que «ser residente del programa internacional Escribir el Prado no es solo una gran oportunidad para adentrarse en la belleza de las obras maestras del Prado sino también, para conocer en profundidad cómo funciona un museo, sus complejidades y las personas que trabajan en él. Se trata de una experiencia única e inspiradora para los escritores. Es un privilegio disfrutarlo».