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Exposición de Andrés García Ibáñez sobre Beethoven en la Serrería BelgaSerrería Belga

La obra de Beethoven y Goya se fusionan en una exposición en Madrid bienintencionada, pero fallida

La Serrería Belga de Madrid presenta una exposición de cuadros de Andrés García Ibáñez inspirados en la obra de Beethoven y Goya

Tratar de identificar nexos entre la obra musical de Beethoven y la pictórica de Francisco de Goya podría ser una buena idea, pero también un desastre si la ejecución no es buena.

Es lo que ocurre con la exposición presentada en el espacio cultural Serrería Belga, en Madrid, con la exposición Beethoven. Del corazón al corazón, donde el artista español Andrés García Ibáñez celebra el 200 aniversario del estreno de la Novena Sinfonía con una muestra con elementos inmersivos donde se subrayan los vínculos entre el compositor alemán y el pintor español.

La muestra tiene como eje las obras del pintor aragonés La condesa de Baena y Escenas de la Guerra de la Independencia.

A partir de ambos lienzos, incluidos en la exposición, se presentan al visitante una serie obras de García Ibáñez junto con instalaciones «sensoriales» accesibles por medio de una serie de códigos QR que ofrecen una experiencia inmersiva.

García Ibáñez ofrece varias obras pictóricas combinadas con proyecciones y productos sonoros inspirados en la obra musical de Beethoven.

Su obra, caracterizada por un barroquismo y un neoclasicismo que resulta anacrónico, trata de emular a los grandes maestros de la pintura barroca.

Sin embargo, sus cuadros, que resultan interesantes de forma individual, palidecen al lado de las dos pinturas de Goya incluidas en la exposición.

También trata de emular a la pintura simbolista de artistas como Zuloga o Julio Romero de Torres, aunando el folclore español con una supuesta denuncia social. En cambio, se queda muy lejos de las grandes obras maestras de los artistas citados y sus pinturas resultan una mera imitación de poco interés.

En ese sentido, los temas tratados por García Ibáñez, y el modo en que los trata, con una pretendida crítica social y una supuesta visión heterodoxa de las tradiciones no encajan, pese a la argumentación que justifica la exposición, con la obra de Beethoven y Goya.

Las instalaciones evocadoras de la Novena Sinfonía y la demás obra de Beethoven pueden resultar interesantes. Sin embargo, el nexo entre Goya y Beethoven —dos artistas que nunca se conocieron en persona— resulta forzado y no se comprende.