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Los besos más célebres de la historia del arte

Con motivo del Día Internacional del Beso, recogemos algunos de los cuadros y esculturas que mejor han sabido capturar la ternura, la intimidad y la pasión de este gesto de amor

Sarah Durwin
Sarah Durwin

Madrid Actualizada 13:13

El beso. Obra de Francesco Hayez

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El beso de Francesco Hayez

Tal vez sea una las pinturas italianas más conocidas del siglo XIX. El beso que inmortalizó Hayez está ambientado en la Edad Media y tal vez sea la despedida de estos dos amantes.

'El beso'. Obra de Francesco Hayez

El beso de buenas noches. Mary Cassatt

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Un abrazo de buenas noches

La pintora estadounidense, Mary Cassatt, refleja el amor más tierno e incondicional a través de esta escena en la que una madre le da un abrazo y un beso de buenas noches a su hijo.

Un abrazo de buenas noches. Mary Cassatt

Psique reanimada por el beso del amor. Escultura de Antonio Canova

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Psique reanimada por el beso del amor

Esta escultura realizada en mármol por Antonio Canova entre 1787 y 1790 representa la bella historia de amor entre Eros y Psique que relata Apuleyo en sus Metamorfosis.

'Psique reanimada por el beso del amor'. Escultura de Antonio Canova. Museo del Louvre

'El beso', de Gustav Klimt

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El beso de Klimt

Este delicado y apasionado beso es la obra más famosa de la «edad de oro» de Gustav Klimt, donde logra fundir de forma completa el universo femenino con el masculino hasta el punto que los dos amantes logran compenetrarse en una sola figura.

'El beso', de Gustav Klimt. Wizard+Genius

Los amantes. Obra de René Magritte

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Los amantes

Los amantes de Magritte aparecen besándose en esta ocasión. El pintor belga realizaría otra obra con los mismos protagonistas y bajo el mismo titulo, sin embargo serían vistos desde otra perspectiva y en diferente actitud. Este beso podría significar muchas cosas: un amor ciego, prohibido o secreto; sin embargo, el surrealista Magritte no explica nada.

'Los amantes'. Obra de René Magritte

El beso. Obra de Edvard Munch

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El beso de Munch

Hacia finales del siglo XIX, Edvard Munch comienza a explorar una experiencia esencial de la vida humana: el amor. Este beso de tonos fríos refleja la intimidad entre hombre y mujer, quienes sostienen a través de este acto apasionado. En futuras representaciones, el pintor noruego no solo juntará las caras de los amantes, sino que las figuras evolucionarán hasta tener unidos los cuerpos enteros.

'El beso'. Obra de Edvard Munch

El beso. Escultura de Auguste Rodin

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El beso de Rodin

Encargada en 1888 por el Estado francés, Auguste Rodin realiza en mármol una de sus esculturas más famosas que finalizó diez años después. El artista representó a los amantes Paolo y Francesca, dos personajes de La Divina Comedia de Dante. En un principio, Rodin concibió esta obra como uno de los relieves de Las puertas del Infierno, pero finalmente decidiría tallarla como escultura propia.

'El beso'. Escultura de Auguste Rodin

El beso robado. Obra de Jean-Honoré Fragonard

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El beso robado

Representante de la pintura rococó, Jean-Honoré Fragonard nos plantea una escena de la vida cotidiana y despreocupada de nobles o cortesanos. En esta ocasión podemos ver cómo una joven se ve sorprendida por su admirador, que la besa.

El beso robado. Obra de Jean-Honoré Fragonard

El beso de Elena. Obra de Joaquín Sorolla

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El beso de Elena

Este cuadro, profundamente personal, representa a la hija pequeña de Joaquín Sorolla, Elena, de cuatro años, besando un busto de bronce. Sorolla utilizaba con frecuencia a sus hijos (María, Joaquín y Elena) como modelos. «Influenciado por el amor a su familia, El beso es una mirada conmovedora a la dedicación y la pasión de un hombre tanto por su arte como por sus seres queridos», describe a casa de subastas Christie's, quien organizó la venta de esta obra en 2014.

'El beso de Elena'. Obra de Joaquín Sorolla

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