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Una edición del «Génesis» que prescinde del rigor académico para convertir a Dios en Diosa o Dioses
Blackie Books perpetra un nuevo destrozo en un texto clásico universal; después de la «Odisea» le llega el turno a la Biblia, y el siguiente será «El Quijote»
blackie books / 336 págs.
El libro del Génesis. Liberado.
La editorial Blackie Books cuenta con títulos más que llamativos —quizá sea eso lo que pretenda—, como esta edición alternativa del Génesis bíblico. Publica a autores que van desde Gloria Fuertes hasta James Rhodes. Y tanto libros para niños como El gran libro de Satán, una antología de literatura diabólica que comienza con las letanías que Baudelaire compuso al príncipe del Averno. Con el caso del Génesis, la editorial profundiza en una colección que denomina «Liberados», aunque más bien habría que calificarla como «Alocados» o «Desatados», dada la escasez tanto de rigor como de orientación divulgativa.
El tomo con que comenzó esta colección era la Odisea, planteada desde una visión bastante subjetiva y feminista, y cuyo texto no se ofrece como traducción del original griego, sino de una edición inglesa publicada en 1900 a cargo de Samuel Butler. Este autor —al que casi ningún académico ha tomado en consideración, y al que Segalá y Estalella ni siquiera citó en su traducción homérica de 1910— se caracterizó por sus gratuitas teorías, como la de que el compositor de la Odisea, en realidad, era una mujer. Ocho años después de Butler, Thomas W. Allen publicó en Oxford el texto griego más asentado de las andanzas de Odiseo, y en 2017 Martin L. West añadió en la Biblioteca Teubneriana una edición crítica aún más rigurosa. Ni rastro de ellas en la versión de Blackie Books. Ni tampoco huella de grandes contribuciones a la lectura de Homero, como las Geoffrey S. Kirk, Luis Gil Fernández, o Francisco Rodríguez Adrados.
Con El libro del Génesis, Blackie Books repite fórmula, e incluso con mayor denuedo. Por un lado, se presenta el texto en una traducción más bien alejada de las canónicas e incluso de la literalidad de la obra. Por ejemplo, las primeras líneas no las traduce como «Al principio, Dios creó», sino: «Cuando al principio Elohim creó». Para este empeño, la editorial recurre a traductores o editores poco o nada insertos en el mundo universitario.
Un declarado intento por convertir el «Génesis» en un texto «laico» y despojarlo de su origen y sentido religiosos
En este caso, Alonso no es doctor, ni profesor en una facultad de Historia o Filología; sus publicaciones de mayor especialización —aparte de una edición de un congreso en la Universidad de La Laguna— se pueden consultar en National Geographic, no en revistas académicas, y sus colaboraciones principales han ido de la mano de Antonio Piñero, uno de los investigadores que más ahínco pone en dudar de la veracidad de los escritos del Nuevo Testamento y de la explicación tradicional sobre el nacimiento de la Iglesia. Y este mismo es el tono de la presente versión del Génesis, en un declarado intento por convertirlo en un texto «laico» y despojarlo de su origen y sentido religiosos. De hecho, aquí se desliza la idea de que el acceso humano al Mal es la garantía de su libertad, frente a un Dios normativo que le impide el conocimiento.
Por otra parte, los «Liberados» de Blackie Books acompañan el texto de elucubraciones o anotaciones que, en bastantes casos, son de carácter meramente anecdótico, supuestamente transgresor, y, por término general, más bien sirven para descontextualizar la obra. De esta forma, el Génesis según Alonso y Pau Ferrandis —que omite la numeración de versículos— no pasa de versión algo efectista que renuncia a mostrar una explicación cabal e histórica de cómo se formó este libro inicial de la Biblia.
Por ejemplo, no comenta a qué se debe en realidad la variada denominación veterotestamentaria de Dios: Elohim —plural de «dios» en hebreo, pero que, referido al Dios de Abraham y Moisés, tiene un valor casi abstracto y total—, El–Sadday, El–Elyon, Yahweh («yo soy»). Como señala para El Debate el profesor Francisco Varo (Universidad de Navarra), «la teoría de que las distintas denominaciones de Dios (YHWH, Elohim…) se refieren a distintos dioses es una vieja hipótesis filológica de tintes sensacionalistas que no hace justicia al contexto histórico y religioso en el que se compusieron estos textos». Cabe añadir que el profesor Varo, además de haber publicado en la Biblioteca de Autores Cristianos una edición rigurosa y profusamente comentada del Génesis (2017), es, junto con otros especialistas de su universidad, un gran conocedor de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, así como de la Septuaginta. Es decir: el Antiguo Testamento en lenguas hebrea y griega, acordes a cómo se manejaban estos textos hace dos milenios.
Los errores en que incurre esta versión del Génesis son constantes, como cuando su traductor habla de la «redacción» del libro en diversas fases, en vez de aludir a una serie de composiciones primigenias con transmisión oral, y posterior fijación por escrito, en diferentes periodos históricos y contextos políticos, religiosos y sociológicos. Asimismo, la vertiente feminista es explícita, y casi en consonancia con las ficciones de Dan Brown, cuando se asegura que la concepción más arcaica de la divinidad era femenina, pero que el judaísmo (y el cristianismo) convirtió a Dios en varón, de modo que «la religión monoteísta comienza a cimentar un nuevo orden patriarcal».
La vertiente feminista es explícita, y casi en consonancia con las ficciones de Dan Brown
Por tanto, el autor no sólo parece desconocer la diferencia entre dioses de corte telúrico —y femenino, como la siniestra Gea de los griegos— y los de rasgos celestes —y masculinos, como los también siniestros Urano y Cronos helénicos—, sino la mera evolución de las culturas del Mediterráneo Antiguo. No en vano, el Génesis de Blackie Books recurre al músico canadiense Nick Cave y al ilustrado Voltaire como voces de autoridad. Quizá el ejemplo más elocuente de las aspiraciones de este volumen sea el apartado en que reproduce un artículo de la Enciclopedia dieciochesca de Diderot y D’Alembert —de ribetes pretenciosamente cientifistas— sobre el Arca de Noé, en vez en explicar que la palabra «arca» prefigura el arca de la Alianza de Moisés y las Tablas de la Ley, así como la neotestamentaria María como progenitora de Jesús, el Verbo de Dios que, según el evangelista Juan, «al principio existía».
Que se prepare Cervantes, porque el próximo «Liberado» de Blackie Books es, parece ser, El Quijote. ¿Alonso Quijano será gay, trans, de género fluido?