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Detalle de portada de «Una historia desagradable» de Fiódor DostoievskiNórdica Libros

«Una historia desagradable». El filántropo que no aguantó

La editorial Nórdica recupera «Una historia desagradable», una desconocida novela corta de Fiódor Dostoiveski próxima a la sátira

nórdica/ 115 págs.

Un historia desagradable

Fiódor Dostoiveski

2021 ha sido un año de efemérides literarias. Con motivo del segundo centenario del nacimiento del escritor ruso Fiódor Dostoiveski (Moscú, 1821 - San Petersburgo, 1881), la editorial Nórdica Libros recupera Una historia desagradable, una desconocida novela corta del autor, próxima a la sátira. Fue publicada originalmente en 1862 en la revista Vremia («Tiempo»), fundada por el propio Fiódor y su hermano Mijáil.

En un iluminador ensayo, Isaiah Berlin sostenía que los pensadores y artistas podían dividirse en dos grandes grupos: los «erizos», y los «zorros». Metió a Dostoievski en el predio de los erizos, aquellos que creen en la existencia de un único principio rector, unificador y sistematizador en el que se ensamblan las múltiples manifestaciones de la vida. Esta visión es opuesta a la dispersa y múltiple de los «zorros», que consideran imposible reducir la realidad a un conjunto limitado de categorías. Lo cierto es que en la obra de Dostoievski solo hay un tema: la problemática espiritual, desde la cual llama a un rearme de valores.

Pero el autor de obras tan célebres como Crimen y castigo, El idiota o Los hermanos Karamazov no somete a sus personajes a sus tesis, sino que los deja vivir libres, fuera de sí mismo y no como meras extensiones de su mente. Iris Murdoch dijo que un gran novelista es un gran tolerante: alguien capaz de la percepción de lo individual. En las obras del autor ruso se concilian la rebeldía y el conformismo, el vicio y la virtud, el ateísmo y el cristianismo. Y es que no hay que olvidar que solo tras una vida llena de dudas –sobre todo religiosas–, infortunios –fue encarcelado y deportado a Siberia– y luchas internas –era un ludópata confeso–, que lo condujeron a consumar todas las tinieblas y los equívocos, pudo hallar cierta claridad.

Una historia desagradable

En un contexto histórico posterior a la insuficiente reforma emancipadora de 1861 llevada a cabo por el zar Alejandro II, el general de estado Iván Ilich Pralinski, algo ofuscado por el alcohol, expone ante dos colegas sus avanzados ideales humanitarios. Al finalizar la reunión, se percata de que su cochero lo ha dejado tirado, por lo que decir volver a su casa andando. Quiere el destino que sus pasos lo lleven ante una propiedad en la que se está celebrando la boda de uno de sus subordinados, Pseldónimov. Iván Ilich estima la ocasión como una oportunidad para llevar a la práctica su convicción de una sociedad fraterna, y decide entrar a la casa. Pronto cae en la cuenta de que ha sido una mala decisión.

Un relato magistral, capaz de decir mucho con poco. Aunque breve, es tan lúcida y dolorosa como sus mejores novelas

Deslumbra la incomparable sensibilidad con la que Dostoievski capta todo lo que está en el ambiente. Iván Ilich queda perfectamente trazado en muy pocas páginas. Atendiendo a la clasificación que el autor hace de los hombres en El idiota, Pralinski sería un hombre vulgar, un «hombre de buena familia, de agradable apariencia, bastante inteligente y de buen carácter y, sin embargo, ningún talento, ninguna especial facultad, ninguna peculiaridad, ninguna idea propia de uno mismo». Un hombre, en suma, como los demás. En la obra del ruso no es raro encontrar personajes así: funcionarios de principal categoría cuya carencia de dificultades materiales conlleva también una ausencia de problemas espirituales. Aunque cargado de propósitos nobles y (creyéndose) llamado a grandes cosas, Praliski adolece de falta de visión y de panorama.

Su extrema ceguera ante el carácter de las personas que no están dentro de su esfera de experiencia inmediata, unido al hecho de que su acercamiento a las clases populares rusas no se deba a un sincero convencimiento sino a un imperativo autoimpuesto, provoca que su interacción con ellos sea singularmente torpe. Los novios y convidados, malquistados por su secular opresión y subordinación, lo recibirán con estupor y recelo y, cuando se acostumbren a su turbada presencia, con desprecio.

Esta edición cuenta con el atractivo de las ilustraciones de Kenia Rodríguez y la excelente traducción de Marta Sánchez-Nieves

Dostoiesvki, como en otras obras suyas, someterá al protagonista a una tensión o malestar crecientes hasta llevarlo al límite de su resistencia. Borracho, avergonzado y desamparado, sucumbirá al desánimo: él, que esperaba un honorable reconocimiento público cae abatido ante el fracaso de sus anhelos. Cree que su deshonor es irreparable, tanto como el abismo psicológico que separa a los hombres de distinta condición social.

A pesar de la brevedad del relato, el autor no se centra solamente en el personaje de Iván, sino que presenta una galería de personajes, algunos dolientes y otros mezquinos, pero ninguno carente de preocupaciones, con los que Dostoievski parece hacernos una desconsoladora advertencia: la imposibilidad de una aproximación o entendimiento entre clases sociales.

Una historia desagradable es un relato magistral, capaz de decir mucho con poco. Aunque breve, es tan lúcida y dolorosa como sus mejores novelas. El tono caústico, el humor trágico y la negrura de fondo recuerdan a Memorias del subsuelo. Además, esta edición cuenta con el atractivo de las ilustraciones de Kenia Rodríguez y la excelente traducción de Marta Sánchez-Nieves