Tintín está vivo
Rafael Narbona analiza desde el ensayo novelado «Retrato del reportero adolescente» el estilo gráfico y la evolución narrativa y temática de Tintín, al mismo tiempo que se repasa buena parte de la historia del siglo XX
PPC / 352 págs.
Retrato del reportero adolescente
Los cómics suelen ser la primera lectura que hace uno por su cuenta y riesgo. Empiezas a leer cómics porque tu padre, tu madre, tu hermano, tu hermana, tu abuelo, tu abuela, tu tío o tu tía te regala un cómic. Alguien de tu familia te regala un cómic en algún momento entre los cinco y los siete años. A partir de ahí, empieza tu historia con la lectura. Puede decirse que uno empieza a leer gracias a los demás y a través del cómic. Sin cómics no habría lectores. El cómic es, junto con la lectura misma, un regalo de otro atesorado de por vida.
No eliges el cómic con el que empiezas a leer y con el que te encaprichas el resto de tus días. El cómic te viene dado. El cómic lo heredas. El cómic te lo imponen. A mí, mi padre me trajo de un viaje a Mortadelo y Filemón; más tarde, viajando con él, me dio a probar a Axtérix y Obélix. Son los cómics que mi padre, a su vez, leyó en su día. A Rafael Narbona, su hermano primero, luego su padre y más tarde su madre le dieron a leer Tintín.
En mi caso la felicidad es una tarde de mi niñez con un nuevo álbum de Tintín entre las manos. No he olvidado el día en que apareció mi madre con el asunto tornasol, recién comprado en una librería del barrio de Argüelles, advirtiéndome de que no me permitiría leerlo hasta que finalizara mis deberes
Y yo que, como pueden leer más arriba, nunca fui de Tintín, he empezado a coger el interés por el belga muchos años después. Hay razones de actualidad, como las equivocadas acusaciones de racismo e imperialismo, la barbárica quema de sus álbumes en Canadá –es más fácil destruir que comprender–. Pero la mejor razón para escribir sobre Tintín o leer a Tintín la ha dado Narbona en la presentación de su último ensayo novelado, Retrato del reportero adolescente. Un paseo por el siglo XX: «Tintín no necesita un pretexto, porque es un personaje que está vivo».
Álbum a álbum
Tan en serio se ha tomado Narbona esta última premisa que ha construido la obra a partir de ella: Tintín está vivo y pasa el otoño de su vida en una residencia de ancianos en Bélgica. Hasta allí viajará para entrevistarle un autoficcional Rafael Narbona gracias al ilimitado presupuesto de Revista de libros y la benevolencia de su director, Álvaro Delgado-Gal. De la conversación entre ambos surgirá un repaso exhaustivo, álbum a álbum, de cada una de las aventuras de Tintín; porque es Tintín, y no Hergé, el protagonista central de la inquietud ensayística del autor.
Bajo el capó de la narrativa encontramos la génesis y evolución del personaje y sus incondicionales secundarios, en la idea y en el dibujo; sus victorias y sus fracasos; los avatares de la edición y colaboradores que hicieron posible sus correrías; y una forma de entender el mundo, ese «paseo por el siglo XX» que promete el subtítulo y se nos da con creces. No es un «contexto» histórico más, es un verdadero pozo de erudición, el de su autor, desde el que comprender el devenir político, social y cultural de un siglo convulso, complejo, un siglo desde el que entender necesariamente a Tintín.
Sobra decir que este libro hará las delicias de los tintinófilos. Lo más importante es que creará o afianzará nuevos adeptos al belga, pues la mejor lectura de Retrato del reportero adolescente se hace en paralelo con Tintín. Conforme van apareciendo y explicándose en el relato sus álbumes, vamos releyendo los que ya teníamos y leyendo otros nuevos.