'Luna llena' de Shimazaki: historia sorprendente y repleta de sorpresas
La prosa limpia de artificios y los recursos del suspense al servicio de una historia sobre el alzheimer repleta de sorpresas
Un matrimonio de ancianos que han compartido más de medio siglo juntos, pasan el otoño de su vida al cuidado de los enfermeros de una residencia. Ella tiene alzhéimer.
La serie de momentos que cabrían esperar de una historia como esta es, básicamente: que se nos cuente la maravillosa vida en común de ambos y el cariño que siempre se profesaron; que ella pierda lenta y dolorosamente la memoria; que termine por olvidar al amor de su vida; que la historia se adapte al cine del sábado por la tarde.
Nada de esto tiene lugar en la sorprendente Luna llena de Aki Shimazaki. Para cuando la novela quiere comenzar, ella ya se ha olvidado de él y no quiere a un extraño durmiendo en su habitación. Una enfermera encuentra esta original solución para no contradecirla y aumentar su confusión: hacer creer a la enferma Fujiko que Tetsuo, ya que no su marido, es su novio.
A partir de ahí, el olvido y las desinhibiciones de Fujiko traen consigo un viaje al pasado en el que los recuerdos son examinados y reinterpretados a la luz de inesperadas revelaciones que pisan el acelerador de un relato de por sí ágil –la prosa limpia de artificios, los recursos del suspense–.
Un relato que por entretenido, incluso adictivo, no renuncia a cuestionarse la naturaleza de aquellos sentimientos que damos por sentado o la sensibilidad con que creemos actuar; tampoco a plantear preguntas de calado: ¿quién comprende mejor la naturaleza de la relación que les unió, ella desmemoriada o él ciego a los detalles que importan?, ¿quién ha olvidado más?, ¿qué nos mueve a actuar en la vida, el hábito de la costumbre o el hálito del aprecio por las cosas que importan?
Otra historia al más puro estilo Shimazaki, con componentes muy medidos, justos, pero suficientes para crear una narración singular, lectura de una tarde, poso de varios días.
tusquets / 176 págs.