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Portada de «El castillo de Barbazul» de Javier CercasTusquets

«El castillo de Barbazul». Un superventas de uno de nuestros mejores escritores

La tercera entrega de Terra Alta no defrauda, pero tampoco sorprende. Un libro que gustará a muchos, pero tal vez no entusiasme.

El castillo de Barbazul es la tercera entrega de las aventuras del policía, ahora retirado, Melchor Marín. En un juego muy cervantino Javier Cercas aparece mencionado como autor de los dos primeros libros: Terra Alta (2019) e Independencia (2021) y los propios personajes se leen a sí mismos y comentan el libro. En un momento dado, un policía le enseña al protagonista los dos libros anteriores: «leí la segunda porque Vero me dijo que salía yo. Independencia, se titula… Luego leí la primera y, ¿sabes lo que te digo? Que no están mal. Por lo menos son entretenidas, no como otros rollos macabeos que me he tenido que tragar». Lo mismo podría decir de este tercer volumen: no está mal. Por lo menos es entretenido. Pero se me queda corto para ser un libro de Cercas. Y no lo digo porque piense que lo comercial esté reñido con la calidad literaria.

TUSQUETS / 400 PÁGS.

El castillo de Barbazul

Javier Cercas

El género policiaco es un género con la capacidad de vestirse de alta literatura sin que se le noten las costuras, lo que provoca que a autores de prestigio no se les caigan los anillos al incursionar en él. Nunca pasaría con otros géneros como el fantástico, la ciencia ficción o el romance. El histórico sería otra excepción, pero exige demasiada documentación como para que el esfuerzo compense. Cercas tuvo la idea de pasarse al policiaco para ganar el Planeta, hacer algo más de caja, y ya de paso volver a su editorial original, Tusquets (grupo Planeta, todo queda en casa), tras un largo paseo por Mondadori. Exactamente lo mismo pensó en 1980 Juan Benet, y escribió El aire de un crimen. El más complejo de los autores españoles escribía una novela para todos los públicos. Policiaca, por supuesto, y localizada en Región para contentar a sus adeptos. A pesar del esfuerzo, el resultado no debió gustarle mucho al señor Lara, pues ganó un desconocidísimo Larreta con Volavérunt y Benet se conformó con un segundo premio.

Los dos primeros libros del inspector Marín mantienen ese vínculo entre la realidad política y la ficción que es marca de la casa del autor extremeño desde sus orígenes en Soldados de Salamina. Así, en los primeros libros aparecen los terroristas de Cambrils, el proceso catalán, incluso la guerra civil. En este tercero, solo hay referencias a los libros anteriores. Tal vez por eso se le echa de menos esa agudeza interpretativa, esa mirada original al lugar común que salta como un chispazo en la noche.

El género policiaco es un género con la capacidad de vestirse de alta literatura sin que se le noten las costuras. Nunca pasaría con otros géneros como el fantástico, la ciencia ficción o el romance. El histórico sería otra excepción, pero exige demasiada documentación

El libro está localizado en 2035 no por gusto sino por obligaciones de guion. Ya había localizado en el futuro próximo la anterior novela, Independencia, con la acertada intención de distanciarse de los acontecimientos del proceso catalán. Pero eso, y la edad de un personaje que debía tener 17 años, ha provocado un libro futurista sin interés en el futuro o más bien lo contrario. Podría decirse que el libro está encallado en una abstracta época prepandémica. Tanto se ha resistido el autor a indagar en el futuro que ni siquiera intenta ser moderno. Hasta los modelos de los coches son antiguos. En este sentido diría que la tecnología es el único fallo a nivel argumental. El autor se ha documentado exquisitamente sobre todos los elementos policiales y jurídicos, pero parecería que lo tecnológico no le interesa y por eso ha recurrido a lugares comunes, como la propuesta de usar Telegram en lugar de WhatsApp por ser más seguro, la Dark Web como un supermercado de lo ilegal abierto a todos los públicos o la resolución del mecanismo de ruptura de un sistema de seguridad casi perfecto mediante el reseteo.

Estoy de acuerdo con el personaje de la novela: El castillo de Barbazul es una novela muy entretenida. Está, además, extraordinariamente bien escrita. Pero no me dice nada más. Las motivaciones de los personajes no me acaban de convencer, el suspense me parece predecible y la única idea de fondo que transmite es que hay que tomarse la justicia por su mano porque los poderosos están blindados ante el sistema policial y jurídico. En definitiva, si no supiera quién es el autor, me parecería muy buen libro, pero Cercas puede dar mucho más de sí.