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Portada de «Sociales o salvajes. Cinco visiones de una realidad» de Javier ArangurenRialp

«Sociales o salvajes». El hombre como lobo para el hombre, o como ser social

Javier Aranguren analiza los modelos de sociedad que más han influido y que determinan cómo se desenvuelven los sistemas económicos, culturales y políticos en Occidente, con sus virtudes y defectos

Vivimos en una época de transformación social y política. Los ejes de izquierdas y derechas se replantean; el progresismo se ha alejado del obrerismo, los conservadores viran hacia posiciones proteccionistas, y los liberales se dividen en grupos cada vez menos conciliables. Por eso, resultan de ayuda libros como este del filósofo Javier Aranguren, profesor en la Universidad Francisco de Vitoria. Aranguren repasa cinco modelos filosóficos de sociedad: el de Hobbes, el de Rousseau, el de Platón, el de Aristóteles, y el católico –en especial, lo que supone la Doctrina Social de la Iglesia (DSI)–.

No se trata de una descripción erudita de cada una de estas ramas de pensamiento, sino que aplica a la actualidad sus facetas y sus efectos. El autor logra mostrar los aspectos esenciales del pensamiento de Hobbes o de Platón, pero advirtiendo en qué nos siguen influyendo, qué hemos heredado de ellos. La mirada de Aranguren es muy novedosa, muy ocupada por los problemas que nos asedian. Propone soluciones, sin imponerlas.

rialp / 292 págs.

Sociales o salvajes

Javier Aranguren

En cada capítulo, Aranguren explica la respectiva definición de naturaleza, ley, sociedad, hombre, bien. De esta forma, muestra una evolución desde un sistema que recela del ser humano y que confía todo al Estado, a otro modelo que se basa en la necesidad de las personas de relacionarse entre sí, para buscar juntas la verdad y la virtud. Unos filósofos postulan un modelo excesivamente utópico, o excesivamente alejado de un concepto de ley natural. Para unos, el hombre es un lobo para el hombre, y para otros el hombre es bueno por naturaleza, pero se corrompe en contacto con la sociedad. Sea como fuere, hemos ido tomando vicios y aciertos de cada uno de los cinco modelos sociales.

Sin embargo, Aranguren sabe colocar los cinco tipos de sociedad en un orden de creciente perfección, de manera que lo que denomina la «audacia católica» supera a Aristóteles, cuya valoración le resulta mucho más positiva que la de los otros tres pensadores. La propuesta cristiana conjuga libertad y caridad, valor de la persona y cohesión social, responsabilidad individual y derechos de todos y cada uno. Naturaleza, Dios, conciencia, dignidad y solidaridad se equilibran en este modelo, y de una forma dinámica, viva.

Para entender mejor este libro, conviene conocer algunas pistas sobre su autor. Para empezar, su vida ha transcurrido por varias ciudades: Madrid, Bilbao, Roma, Nairobi y Pamplona. Cada una de ellas le ha dejado una impronta muy específica; cada ciudad le ha enseñado algo y lo ha hecho más humilde y esperanzado. En Kenia puso en marcha un proyecto de ayuda social llamado Karibu Sana; por tanto, cuando habla de la DSI no traslada una mera teoría, sino también una práctica concreta que él ha emprendido. Asimismo, y como señala en las primeras páginas, el libro se debe a sus clases y conversaciones con estudiantes de universidad. En esto, y en el modo como conecta las lecciones filosóficas con la realidad cotidiana, se parece a Leonardo Polo. Y no sólo es Polo quien ha dejado huella en Aranguren: también Higinio Marín, Jesús Arellano, Jacinto Choza, Jaime Nubiola, Alejandro Llano…

La propuesta cristiana conjuga libertad y caridad, valor de la persona y cohesión social, responsabilidad individual y derechos de todos y cada uno.

La lectura es muy llevadera, sin decaer nunca en la banalidad —tan frecuente hoy en las obras divulgativas— ni en la verborrea del especialista. Aranguren es consciente de la enorme deuda que la civilización tiene con toda su tradición intelectual, empezando por los griegos. No sólo cita a Platón y Aristóteles, sino también al indispensable Homero y a otros personajes cimeros de la Antigüedad. Y, precisamente, porque Aranguren sabe que nos debemos a los clásicos, los resucita, los hace actuales. Parafraseando a Higino Marín, este profesor de universidad rescata la filosofía «de entre los muertos del Hades» y la hace comenzar de nuevo.