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Portada de «Creían que eran libres» de Milton MayerGatopardo

«Creían que eran libres»: mis diez amigos nazis

Por primera vez en español, Gatopardo Ediciones publica el mayúsculo trabajo periodístico de Milton Mayer, quien viajó a Alemania en 1951 para entender de cerca el triunfo del nazismo

«Este libro está dedicado a mis diez amigos nazis: Karl-Heiz Schwenke, sastre; Gustav Schwenke, aprendiz de sastre sin empleo; Carl Klingelhöfer, ebanista…».

Así abre Creían que eran libres y de esta manera se presenta la labor documental sin precedentes que Milton Mayer llevó a cabo con este libro. En 1951, este periodista estadounidense, de raíces judías, viajó a la ciudad alemana de Kronenberg para instalarse allí con su familia y entrevistar, a lo largo de un año, a personas corrientes, como tú y como yo. Personas como tú y como yo que a finales de los años treinta eran miembros del partido nacionalsocialista.

gatopardo / 424 págs.

Creían que eran libres

Milton Mayer

La noche del 9 de noviembre de 1938 ardieron 586 sinagogas por toda Alemania como respuesta al asesinato de un agregado de la embajada alemana en París a manos de un judío polaco. La sinagoga de Kronenberg también ardió y los diez nazis con los que Mayer tuvo contacto estuvieron allí para verlo: unos pasaron por delante, otros se enteraron de oídas y otros tuvieron algo que ver. Diez personas supieron que ardía la sinagoga de Kronenberg y no hicieron nada para evitarlo.

La Segunda Guerra Mundial es una cuestión que a todo el mundo interesa en mayor o menor medida. Vaya por delante que yo soy muy aficionada al tema y que ya estoy más que entrenada en el noble arte de que explicar por qué colecciono fruslerías y fotos de soldados de la Wehrmacht en situaciones de su vida cotidiana: ya sea casándose, montando en bici o persiguiendo una bandada de patos. Las colecciono porque detrás de los ciudadanos de esa Alemania había personas como tú y como yo, y porque para lograr entender algo hay que intentar mirarlo desde todas las esquinas posibles. Y es aquí donde Creían que eran libres despunta sobre cualquier otra obra que hubiera tratado antes la cuestión alemana, ofreciendo una respuesta a esa pregunta que siempre me había intrigado: ¿qué hechizo obró el nazismo sobre los alemanes para que cayeran rendidos a sus pies?

Diez personas supieron que ardía la sinagoga de Kronenberg y no hicieron nada para evitarlo

Hace no mucho leí Otoño alemán, del también periodista Stig Dagerman, donde se hace una magnífica revisión de esa Alemania derrotada y patética que en 1945 dejó Hitler. Y también disfruté mucho de la serie Hijos del Tercer Reich, que cuenta la historia de cinco amigos que tuvieron que separarse durante la contienda. Pero la novedad que Creían que eran libres nos ofrece es un testimonio honesto y desprejuiciado; es un libro crudo y plagado de hechos, de testimonios, de esas verdades y mentiras que el alemán de a pie terminó por creerse en un contexto que no ofrecía más alternativa que tragarse determinada verdad. Un libro sin ángeles, pero que tampoco señala demonios, o no al menos entre quienes pasean por la plaza del pueblo: «Después de la guerra, cualquiera que no hubiera sido miembro del Partido pasó a ser un «héroe antinazi». Algunos de estos héroes no se hicieron nazis por ahorrarse los sesenta céntimos al mes de cuota, y solo por eso».

No sé si es más peligroso pensar que quienes se afiliaron al Partido nazi eran monstruos desalmados, en las antípodas de lo que somos nosotros, o interesarse por comprender que en realidad se trataba de personas corrientes y hasta de buenas personas; personas que no supieron alzar la voz a tiempo y concedieron pequeñas parcelas de su libertad, y que para cuando abrieron los ojos ya era demasiado tarde. Quizá entendamos que el antisemitismo no era una obsesión nueva de unos pocos locos, sino una cuestión adherida a la historia alemana desde hacía muchos siglos. O que la humillación de la derrota en la Primera Guerra Mundial ofreció el contexto perfecto para que el nacionalsocialismo triunfara, porque prometió la recuperación y la devolución del poder legítimo alemán.

Leer este libro también nos enfrenta a unos inevitables paralelismos entre la Alemania nazi y la actualidad que saltan a cada página. «Por aquel entonces uno no tenía tiempo para pensar. Pasaban demasiadas cosas». Así, la obra de Mayer nos ofrece una crónica de lo que pasó entonces, pero esos testimonios rebotan en ese espejo de nuestro presente que el autor, sin pretenderlo, nos pone delante para que le devolvamos la mirada.

Creían que eran libres despunta sobre cualquier otra obra que hubiera tratado antes la cuestión alemana

No me gustaría que se incurriera en reduccionismo al leer esta reseña; ni este libro es una justificación de esos hombres que se dejaron envenenar por el nazismo ni les exime de la culpa que supuso no mover un dedo por evitar lo que ocurría a su alrededor. Todo lo contrario: cuando la mirada de Mayer se pone al nivel de sus interlocutores es para establecer un clima de confianza con ellos (durante todo el libro se refiere a ellos como mis amigos nazis) y presentarnos su historia para que así seamos nosotros quienes saquemos conclusiones. Por otro lado, el trabajo que el autor lleva a cabo en este libro es una lección de Periodismo inconmensurable. Cada cierre de capítulo es un broche perfecto y la escritura —¡y la traducción!— que ejercita genera en el lector un impacto difícil de esquivar.

Qué libro. Podría estar poniendo citas de él hasta que la reseña ocupara cincuenta páginas —creo que nunca había subrayado uno tanto—, pero es más conveniente que juzguéis vosotros mismos: tanto el trabajo de Milton Mayer como a la sociedad nazi en general. Disfrutad.