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Portada de «El quinto en discordia» de Robertson DaviesLibros del Asteroide

'El quinto en discordia': enigmas clásicos para el verano

El clásico de Robertson Davies hace extensivos al lector dos de los grandes interrogantes de la vida: qué nos impulsa a hacer lo que hacemos, y de quién o qué es obra aquello que sucede

La clave de El quinto en discordia, el gran clásico de Robertson Davies, está en su capacidad de hacer extensivos al lector dos de los grandes interrogantes de la vida, interrogantes que, de forma más o menos elaborada, han pasado alguna vez por la cabeza de todo ser humano: qué nos impulsa a hacer lo que hacemos, y de quién o qué es obra aquello que sucede, ¿de la casualidad, de un destino despersonalizado, o de un plan mayor con sentido?

Preguntas, incógnitas y misterios que tienen su origen en las vivencias del memorable protagonista del relato –y me atrevo a decir que también en las de su creador, algo de eso tiene que haber–, el profesor Dunstan Ramsay. Su incansable inquietud y búsqueda de respuestas parten de un suceso traumático –o asombroso, según se entiendan los sucesos posteriores– de su niñez: el impacto de una bola de nieve en una embarazada, la señora Depster, y el nacimiento prematuro de su bebé.

libros del asteroide / 360 págs.

El quinto en discordia

Robertson Davies

¿Fue esta famosa bola de nieve que da inicio al relato un accidente o un acto intencionado? ¿Se trató de un acontecimiento providencial, o es la Providencia un simple disfraz para excusar la responsabilidad y la culpa? Ramsay ve milagros por doquier, convierte en santa a la señora Depster, y dedica sus esfuerzos académicos e investigadores al estudio de los santos. ¿Sentimiento de culpa para intentar suavizar los hechos o verdad con sentido?

¡Ah, si la muerte fuera lo único que hay que soportar! Es al tiempo el infierno y el tormento, pero al menos se sabe a qué atenerse. Es el vivir con secretos y culpa como aquellos lo que se cobra su precioEl quinto en discordiaRobertson Davies

Las conversaciones con los dos sacerdotes católicos del relato, el padre Regan y el padre Blazón, son, en este sentido, decisivas para centrar y responder a los interrogantes –la discusión sobre las diferentes confesiones cristianas en esta novela es en todo momento fundamental, a la par que interesante–; también los affair de nuestro protagonista con la inteligente Diana, o la gerente del espectáculo de magia, la fascinante Liesl, aportan nuevas vías de responder y entender una novela sorprendente, repleta de sentido religioso en un tiempo y entre obras coetáneas tan ajenas al mismo.