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Portada de «La maestra de Stalin» de Cristina Cerrada

Portada de «La maestra de Stalin» de Cristina CerradaSeix Barral

'La maestra de Stalin': se ha hecho de noche otra vez

Una excepcional novela sobre la limpieza étnica y la barbarie de la guerra que enfrentó durante tres años a Georgia y Rusia por las provincias de Abjasia y Osetia del Sur

La maestra de Stalin de Cristina Cerrada (Madrid, 1970) es una excepcional novela sobre la limpieza étnica y la barbarie y sobre las consecuencias que tuvo entre la población civil la guerra que enfrentó durante tres años a Georgia y Rusia por las provincias de Abjasia y Osetia del Sur y que se cobró más de 15.000 víctimas y de 250.000 refugiados a comienzos de la década de los noventa.

A pesar de la predilección de la escritora por desdibujar las localizaciones y la topografía en su narrativa ficcional, los acontecimientos narrados se remontan a la denominada guerra civil georgiana. Como es sabido, tras la Revolución de Octubre y la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, los bolcheviques prometieron autonomía a los territorios de Abjasia y Osetia del Sur. Aunque Stalin, dentro de la reorganización administrativa, los convirtió en repúblicas autónomas, las incorporó a la República Socialista Soviética de Georgia, lo que provocó muchas tensiones, pues no solo no pudieron disfrutar de la autonomía prometida, sino que sufrieron el asedio de Georgia y las operaciones soviéticas contra los movimientos étnicos de resistencia al régimen.

Con la independencia de Georgia el 9 de abril de 1991, se avivó el sentimiento separatista en estas regiones de Osetia del Sur (1988-1992) y de Abjasia (1992-1993) que rechazaron formar parte del nuevo estado; muchas personas debieron abandonar sus hogares y fueron asesinadas por cuestiones de limpieza étnica. Y la trama se enmarca también en el asedio de Georgia sobre dichos territorios, los cuales, con la ayuda del Kremlin y de las tropas rusas, libraron una guerra sangrienta hasta alcanzar su autoproclamación como repúblicas en 2008.

Cristina Cerrada prolonga en La maestra de Stalin la línea trazada en las dos últimas novelas que ha publicado también en Seix Barral (Europa, 2017; Hindenburg, 2019), en las que aborda cuestiones geopolíticas en torno a la historia reciente de Europa, como la crisis migratoria (Europa) o el derrumbe moral que provocan algunos conflictos bélicos, como la guerra del Donbás y la invasión de Ucrania (Hindenburg). El título de La maestra de Stalin es alegórico: «Era de nuestro pueblo. Durante años fue famosa por haber sido la maestra del dictador. Todos la respetaban. Pero la fama se volvió contra ella cuando el viejo murió. Aunque nadie le habría tocado un pelo jamás, la gente escupía en el suelo cuando ella pasaba».

Portada de «La maestra de Stalin» de Cristina Cerrada

seix barral / 240 págs.

La maestra de Stalin

Cristina Cerrada

La xenofobia y el odio vividos durante la infancia obligan a la protagonista (Eka) a abandonar su casa, que está al norte del país. Pero un acontecimiento marca tanto su destino que no puede ya olvidar su pasado y arrastrará la violencia que tanto rechaza: «Todo tiene que ver siempre con aquello».

Las referencias cronológicas enmarcan su niñez en 1988 y su adolescencia en años sucesivos: «Es pequeña. Más bien adolescente. Pasa mucho tiempo mirando la televisión. La televisión anuncia que el país ha recuperado su independencia tras muchas décadas de haber estado sometido al yugo de un gobierno extranjero. (…) Sin embargo, en los meses posteriores no hacen más que surgir nuevas identidades alimentadas por sentimientos separatistas, ya que, para algunos, las viejas identidades eran solo una imposición».

La composición arquitectónica de esta novela fragmentaria sacude como un latigazo al lector que contempla una vida rota en mil pedazos

Se mueven las fronteras internas, se suceden los acontecimientos bélicos y el país se desmembra. Años después, Eka es agente de policía en la capital de Georgia, adonde huyó cuando tuvo que exiliarse de su pueblo; roba y trapichea con ropa robada para poder reunir el dinero que necesita para conseguir un visado que la lleve a Canadá; su marido murió en la guerra de Georgia contra Rusia de 2008. La maestra de Stalin adentra al lector en las fronteras del mal, en un mundo hermético donde transcurre la vida de una mujer que ha convivido en una atmósfera asfixiante y que ha experimentado la crueldad y la oscuridad de la violencia.

Alejada de las teorías normativistas de la creación que identifican literatura y política, como ella misma ha afirmado en alguna entrevista, la novelista y profesora de escritura creativa identifica y nombra los fantasmas y las encrucijadas de la débil condición humana y los narra de manera proverbial: la pérdida de la madre y la pérdida del hijo, la muerte y el suicidio, la búsqueda de los porqués («Con el tiempo empieza a preguntarse qué ocurrió. Alguien se lo cuenta») y la necesidad de contar lo acaecido, la conciencia del mal, el olvido y la memoria, las escaladas de violencia y los actos de sabotaje, el abuso y el comercio sexual, el éxodo y la huida, la tensión entre el deseo y la realidad, entre muchos otros.

La composición arquitectónica de esta novela fragmentaria –estructurada en veinticuatro capítulos de desajustada composición y quebrada a lo largo de setenta apuntes– sacude como un latigazo al lector que contempla una vida rota en mil pedazos que lucha por recuperar la memoria familiar y la identidad personal: «Por todas partes hay vestigios de otra época, la época soviética, una época que preferiría olvidar».

La superposición de planes temporales, la abrupta yuxtaposición, el proverbial manejo de la elipsis y la fuerza significativa de lo que no es dicho, la magnitud categórica de los silencios y la fuerza de la lengua conversacional, la prosa contenida y sin artificios y la desnudez estilística enfatizan la fuerza estética y ética, plástica y narrativa, de esta novela que explora minuciosamente las pulsiones del corazón humano. Vuelven la identidad y la alteridad, el pasado doloroso y la ausencia de futuro, el amor y los miedos, la supervivencia, la construcción de una morada interior y la fuerza de los otros.

La maestra de Stalin. Emocionante.

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