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La Feria del Libro de Fráncfort se inaugura con España como nación invitada de honor

La traducción, la diversidad y la literatura española son las protagonistas en los discursos de los representantes españoles de la feria del libro más importante a nivel mundial

Ayer se inauguró en Alemania la Feria del Libro de Fráncfort, la más importante del mundo, con España como invitada especial. La apertura contó con la asistencia de los Reyes Felipe VI y Leticia, que estuvieron presentes en un evento marcado por la guerra de Ucrania y la crisis en la que está inmersa Europa.

Los responsables de la feria destacaron el evento como un encuentro político, cultural y diverso en el que se destacó las dificultades que atraviesa el sector editorial. El ambiente era de reivindicación de la diversidad en el pensamiento para combatir los totalitarismos; también se intuía un clima de pesimismo respecto al futuro. Sobre todo en el discurso del invitado literario Moshin Hamid, escritor pakistaní que mostró una visión agorera sobre el futuro.

Felipe VI: «España tiene una creatividad desbordant»

Asimismo, el Rey Felipe VI recordó el lema con el que estaba concebida la feria de este año Traducir. Trasladar. Transformar, haciendo hincapié en la labor de traducción, un trabajo vital para la difusión de la cultura y la cooperación entre países. El monarca aprovechó la ocasión para señalar la importancia de la literatura española: su fortaleza, su diversidad de contenido y la desbordante creatividad que destilan sus autores: «La España del siglo XXI ha sido invitada a presentar su literatura, sus lenguas y la creatividad desbordante de sus industrias culturales», destacó Don Felipe en sus palabras.

El sector literario es la principal industria cultural de España; una industria que crea fuertes conexiones con naciones de todo el mundo. Don Felipe ha remarcado que la literatura española «trasciende nuestras fronteras gracias a su exitosa internacionalización, tendiendo un puente de letras entre Europa e Iberoamérica».

A la feria acudieron los autores Irene Vallejo y Antonio Muñoz Molina, que encarnaron la representación de la literatura española. La primera, ensayista de éxito internacional; el segundo, novelista y académico cuyas obras han sido de las más traducidas en España.

Muñoz Molina recordó la edición de 1991, la primera vez que España fue invitada a la feria, cuando los escritores españoles desbordaban optimismo, y se encontraron por fin que «no padecían otros límites que los que a cada uno le impusiera su propio talento».

La autora de El infinito en un junco se centró también en el oficio de traductor, alabando la labor que desempeñan y siendo un símbolo de unión frente a la polarización cultural y social que predomina en la actualidad: “Mientras rugen los discursos que nos dividen, celebremos a quienes sigilosamente, en la leal penumbra, reconstruyen, con los sillares de la complejidad, desde la edición y la traducción, imaginarios de esperanza compartida. Fráncfort es, precisamente, capital y encrucijada de traducciones", explicó Vallejo.

La guerra de Ucrania, protagonista

La guerra de Ucrania tubo también un papel destacado en la jornada inaugural de la feria. «La destrucción que está sufriendo Ucrania nos debe movilizar a todos. Ayudar a reconstruir la edición en Ucrania debe ser algo natural», señaló el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.

El director de la feria, Jürgen Boos, habló de la importancia de un evento de esta envergadura: «Es importante que haya un lugar en donde durante una semana todo el mundo hable de libros. Un lugar que sea un foro de discusión en que la gente busca formarse una opinión y no sencillamente tener razón. Una alternativa al mundo de las burbujas que se hacen eco siempre de las mismas posiciones».

Los números de asistencia a esta feria, que en 2019 llegaron al culmen con 300.000 visitantes, se va recuperando tras la crisis de la pandemia que, por otra parte, afectó de forma desmedida al sector editorial. En Alemania, por ejemplo, el aumento de la producción literario a aumentado en un 50 % y la caída de las ventas en la librería ha disminuido en un 8,7 %. Además, ya sólo se ha apuesta por los autores de superventas y no se arriesga por nuevos escritores.