'Un imperio de ingenieros': la historia de la Monarquía hispánica a través del trabajo de los ingenieros
Una historia del Imperio español a través de sus infraestructuras, por Felipe Fernández-Armesto y Manuel Lucena Giraldo
Tras leer las casi quinientas páginas de este libro, uno se queda con la sensación de que necesita digerir con calma la vastísima recopilación de conocimientos que en él se aglutinan.
Los coautores demuestran una capacidad poco frecuente de poner a disposición del público un vastísimo conocimiento de la realidad ultramarina de los territorios de la Monarquía hispánica. Como indica el subtítulo del libro, se trata de relatar la historia de la Monarquía hispánica a través del trabajo de los ingenieros. Al avanzar en la lectura, vemos como se pasa –en palabras de los autores– de un «imperio con ingenieros» en los siglos XVI y XVII a un «imperio de ingenieros» ya en tiempos borbónicos.
Dos historiadores con una solvencia investigadora fuera de toda duda proponen un acercamiento novedoso a la historia de los virreinatos americanos. El contenido del libro aborda lo que promete en el título, pero va mucho más allá. En estos tiempos en que la historia de la presencia española en América y Filipinas se cuestiona desde posturas más ideológicas que científicas, son necesarias obras de este nivel. Se trata de una «historia total» de los territorios que un día formaron parte de la Monarquía hispánica, en América y Asia.
taurus / 474 págs.
Un imperio de ingenieros
No es necesario abanderar una causa contra nada, ni siquiera contar la leyenda negra española –empieza a haber un poco de hartazgo en este aspecto–, sino de aportar datos objetivos, cuantificables y cien por cien documentados, para extraer conclusiones acerca de la magna obra llevada a cabo por la España de la Edad Moderna en la inmensidad de sus territorios del Nuevo Mundo. Y aún va más allá, puesto que desarrolla largamente las innovaciones llevadas a cabo en las Antillas y territorios españoles del Pacífico hasta 1898,
El libro, escrito a cuatro manos, aborda temas de extremo interés, como son las flotas de Indias, las infraestructuras de comunicaciones, puertos, urbanismo, hospitales… e incluso misiones. Sí, porque en todas partes había ingenieros. La llegada del español a una orografía tan diferente a la peninsular obligó a desarrollar toda suerte de soluciones para trasladar a aquellas tierras la España que heredó de Roma una cultura urbana. Así, soldados, oficiales de la administración, religiosos… todos deben desarrollar su imaginación y perfeccionar su técnica para, con la ayuda de los súbditos indígenas de la Monarquía, construir una gran España allende los mares.
Los autores nos conducen a una manera diferente de plantear el mundo mestizo que surge a partir de 1492. Parece que, al acercarnos a aspectos técnicos, otras realidades pueden quedar omitidas o desdibujadas. Nada más lejos. Ciertamente la tecnología constituye como el esqueleto del libro, que va recubierto de elementos que entretejen una panorámica general de todo aquel imperio. España, la nueva Roma de la Edad Moderna, proyecta lo mejor de sí misma en un inmenso solar en que hay ya culturas milenarias. Pero hay que dotar a todo aquel territorio de una nueva realidad que se fusiona con lo anterior. Si desde el punto de vista jurídico, la legislación castellana hubo de ajustarse a esa nueva realidad, lo mismo sucede en el ámbito material. Este libro, que no deja de ser un ensayo y por tanto cuenta con pleno rigor histórico, no se queda en una relación de soluciones técnicas a problemas de adaptación al medio. Se habla de flotas, puertos, astilleros, construcción naval, pero creando un marco en el que aparece esa gran realidad de un imperio marítimo.
Se levantan puentes, caminos, fortalezas, hospitales… que responden a una preocupación política y social que va quedando perfectamente dibujada en estas páginas. En un momento del libro se afirma que, para los tratadistas políticos de aquel momento, los caminos eran como las venas y arterias del Imperio español (p. 140).
El capítulo dedicado a estructuras de la salud, por poner un ejemplo, no omite la terrible realidad del descenso demográfico sufrido en el Nuevo Mundo como consecuencia de la llegada de los europeos. Pero constata con datos cómo la inmensa mayoría de las muertes tuvieron su origen en los virus transportados desde España. O, en la misma línea, cómo el mosquito de la malaria causó muchas más muertes a los españoles que combatieron a los independentistas que las propias tropas de Bolívar. Esa terrible realidad no puede ocultar la otra cara de la moneda: cerca de mil son los hospitales documentados que se levantaron en las Indias.
La historia bien contada es así: basada en documentos, que requieren un mínimo análisis por parte de los profesionales para facilitar un hecho complejo y de la envergadura que tuvo la actuación de España en sus Indias.
Y un aspecto destacable del enfoque del libro es de manera indirecta muestra cómo la ciencia y técnica españolas aportaron mucho al avance del conocimiento científico. El viejo tópico del atraso español en el desarrollo de la ciencia cae por su peso y la visión ilustrada francesa, despectiva con lo hispano, es desmontada página tras página. Este es otro de los méritos que hemos encontrado leyéndolo. En resumen, creo que estamos ante una obra que será de referencia para futuros estudios, y que no debería faltar en la biblioteca de todo amante de la historia de América.