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Portada de «Las guerras napoleónicas» de Alexander MikaberidzeDesperta Ferro

'Las guerras napoleónicas': la Guerra Mundial de Napoleón

Alexander Mikaberidze presenta una historia de las guerras napoleónicas dando protagonismo a los actores periféricos de la guerra. Este volumen está llamado a ocupar un lugar preeminente en toda biblioteca de historia que se precie

«Las guerras napoleónicas no fueron el primer conflicto que abarcó todo el globo –esta distinción tal vez le corresponda a la Guerra de los Siete Años […]–. Sin embargo, las dimensiones y el impacto de esta contienda empequeñecieron, en comparación, a las demás guerras europeas». De hecho, podría afirmarse con no poca razón que sin las conquistas llevadas a cabo por Bonaparte, la Revolución francesa no habría cambiado el mundo, y no se establecería aún hoy como frontera entre las Edades Moderna y Contemporánea.

Así pues, las palabras que principian estas líneas, de Alexander Mikaberidze, no solo nos parecen acertadas, sino también extremadamente sugerentes, ya que resultan una rotunda declaración de intenciones sobre su nueva obra, Las guerras napoleónicas. Una historia global (Desperta Ferro, 2022), sin duda uno de los mejores títulos de temática histórica que se han publicado en 2022 en nuestro país.

desperta ferro / 1040 págs. + 32 a color

Las guerras napoleónicas

Alexander Mikaberidze

La propuesta de Mikaberidze es una visión sorprendentemente novedosa de los conflictos bélicos postrevolucionarios que consigue mediante el tejido de una inmensa red –una red mundial, de hecho– de acontecimientos político-bélicos acaecidos de forma paralela y muchas veces obviados, cuyas consecuencias es fundamental conocer para poder entender de forma integral los cambios desencadenados por las guerras napoleónicas. Entender, por ejemplo, dentro del periodo prerrevolucionario, la situación de competencia entre potencias en Europa, como la Guerra Austro-Ruso-Otomana de 1787, es fundamental para Mikaberidze, así como otros eventos mucho más lejanos, como los ocurridos en la colonias caribeñas entre franceses, británicos, españoles y holandeses, o en el océano Índico.

La India será otro de los escenarios que acojan los enfrentamientos militares de este conflicto global, así como el Cáucaso, Oriente Medio o América del Sur. Pocos habrá que no se sorprendan al llegar al capítulo 17, donde Mikaberidze despliega un saber poderoso acerca del papel desempeñado por Persia y la dinastía kayar, a la sazón reinante, en las relaciones franco-rusas. Y no podía faltar el «Gran Juego», el choque de influencias entre los Imperios británico y ruso en Asia Central, en cuyo origen se adentra magníficamente el autor junto con la Guerra de la Segunda Coalición en el capítulo 5.

Especialmente interesante es la reflexión inicial del autor en torno a la naturaleza de esta «Gran Guerra». Mikaberidze afirma de manera muy acertada que «no habría que entender las Guerras Napoleónicas como la mera continuación de las contiendas de la Revolución. Es más correcto verlas dentro del mismo marco que las guerras dieciochescas». Ello lo expone el autor de manera magistral en el capítulo 2, titulado «El orden internacional del siglo XVIII», donde el autor realiza un magnífico análisis de las relaciones internacionales en el siglo XVIII en poco más de 30 páginas. Tras salvarse la Revolución, y consolidar las principales reformas sociopolíticas tras la caída de los jacobinos, el ascenso del Directorio al poder conllevó una vuelta de Francia a sus objetivos tradicionales, justo anteriores a 1789, con los primeros objetivos de los Países Bajos austriacos (antes españoles) y la orilla oeste del Rin. Desde esta óptica «las políticas de Napoleón –señala Mikaberidze– y la respuesta del resto de Europa nos recuerdan al reinado de Luis XIV y los esfuerzos de la Gran Alianza para contener el expansionismo francés».

Este poderoso volumen, que reúne y pone al día la bibliografía acerca de las Guerras Napoleónicas en múltiples idiomas, está llamado a ocupar un lugar preeminente en toda biblioteca de historia que se precie, convirtiéndose en una obra de referencia en los conflictos desencadenados por Napoleón Bonaparte. Además cuenta con una buena traducción, una narrativa ágil y una estructura lógica. El orden del libro, a lo largo de sus 24 capítulos, es cronológico, y cada uno de ellos se acompaña de un muy necesario aparato cartográfico, a lo que se suman 32 páginas a color que ilustran a los principales personajes y hechos del periodo.