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Portada de «Alma in vitro» de Daniel CottaHomo Legens

'Alma in vitro': los dilemas de la fecundación artificial en una trepidante novela de ficción especulativa, y suspense político y policial

El malagueño Daniel Cotta firma una novela de ideas, interesante, entretenida y original. Ciencia ficción, trama policial, maquinaciones políticas y trasfondo religioso para plantear los dilemas de la fecundación artificial

La novela de género tiene mucho de novela de tesis. En concreto, la ciencia ficción tiene mucho de novela de tesis proyectada hacia el futuro. La defensa de una posición en alguno de los debates políticos, sociales o económicos que trufan el hoy –en definitiva, debates con un fondo ético y hasta religioso evidente– es objetivo preferente del escritor de ficción especulativa, solo que esos debates y la posición a defender se presentan según la imaginación del autor barrunta que esos debates y esas posiciones se nos presentarán en el mañana. Sin embargo, la pista para proyectar la evolución que experimentará la humanidad en el futuro siempre está en el presente.

El debate que ha inspirado la especulación de la novela Alma in vitro del profesor y escritor malagueño Daniel Cotta –galardonado poeta, por más señas y entre otros, Premio Adonáis 2021– tiene que ver con la ingeniería genética y la fecundación artificial. Y las preguntas que plantea en el lector su argumento no pueden ser más pertinentes: de aumentar el ritmo y la normalización social de la gestación artificial de embriones, ¿dónde y en qué condiciones se almacenarán?; ¿quién se hará responsable de ellos una vez fallezcan los padres?: ¿qué será de todos aquellos embriones no reclamados y almacenados en tubos durante décadas, incluso siglos?; ¿serán considerados personas o, dado el sobrante en número y la aplicación de una lógica similar a la aplicada a los fetos en el seno materno en nuestros días se podrán eliminar a placer y manipular para fines varios?

Homo legens / 406 págs.

Alma in vitro

Daniel Cotta

Todas estas cuestiones irán planteándose en el marco de una sociedad futura interplanetaria –la Unión Solar– y la investigación policial liderada por nuestro protagonista, Orestes Salvatierra –cuyo nombre presenta suficientes reminiscencias mitológicas y relaciones metaliterarias con la trama como para no repasarlas aquí y caer en el spoiler–. Un caso que comienza con las pesquisas de rutina para aclarar supuestas irregularidades en la expedición de medicamentos –una investigación de derroteros insospechados a lo Richard Morgan– y termina al borde de una guerra a escala cósmica –en un desarrollo típico de la pareja de escritores James S. A. Corey–.

Entremedias, el tráfico de las ciudades siderales, el frenético ritmo de los viales subterráneos, y el caos de aeronaves y drones. Todo ello cabe esperarlo de una novela de ciencia ficción. Esta, sin embargo, no apuesta todo al ingenio tecnológico, con apenas uno o dos cachivaches interesantes. El más memorable, el «marsupio», útero artificial de alta inteligencia para criar a los bebés a partir de las doce semanas, conectados vía app con la madre –muy similar a los prototipos de EctoLife que han circulado recientemente por redes sociales–, y que se prefiere, y en algunos casos resulta obligatoria, al embarazo natural –una preferencia futura nada sorprendente a estas alturas dada nuestra cada vez más escasa catadura moral–.

Son más bien las ideas que se ponen en juego, las maquinaciones políticas de alto nivel y los giros inesperados que introducen, y una narración tremendamente dialógica y en una primera persona que recuerda el frenesí aventurero y «transcrepuscular» de Emilio Bueso –aunque con el tono lírico del poeta que es Cotta– los puntos fuertes de esta novela. El «reajuste gestacional», o la figura de la «madrevirgen» son ideas que dan pie a un desarrollo narrativo que cabe calificar de original. También el componente religioso de la «Ligazón», una extraña fe interestelar que irá ganando protagonismo y sentido conforme avance la historia.