'El rey patriota': Alfonso XIII, un rey que sí «pinchaba y cortaba»
El catedrático Javier Moreno Luzón presenta la trayectoria política de Alfonso XIII, siempre rodeada de controversia, y muestra a un monarca cuyo intervencionismo determinó el siglo XX español
El devenir histórico de los estados es determinado por un sinfín de factores de toda clase: geográficos, socioeconómicos, bélicos, culturales, etc. Uno de esos factores, pese a tener un carácter más efímero que otros, como el geográfico o el cultural, aunque no es por ello menos determinante, es el de las personalidades que han ocupado los puestos de poder a lo largo de la historia, desde Narmer hasta Vladímir Putin, desde Qin Shi Huang a Abraham Lincoln, desde Harald Cabellera Hermosa a Shaka Zulú. En el caso de la España contemporánea, y más concretamente el primer tercio del siglo XX, el monarca Alfonso XIII desempeñó ese papel destacado de manera indiscutible, para bien o para mal.
El reinado de este monarca es uno de los más complejos de abordar debido a la convulsa situación política habida en España entre 1898 y 1931, amén de la herencia envenenada de la política española del siglo XIX, entre pronunciamiento y pronunciamiento. La figura de Alfonso XIII, que fue un personaje repleto de claroscuros y matices, se ha tendido a simplificar tradicionalmente. Ante esto Javier Moreno Luzón muestra al personaje en toda su complejidad, y disecciona su figura de una manera magistral y al mismo tiempo divulgativa en El rey patriota. Alfonso XIII y la nación (Galaxia Gutenberg, 2023).
Galaxia Gutenberg / 592 págs.
El rey patriota. Alfonso XIII y la nación
Siguiendo una estructura cronológica, Moreno Luzón se centra en la vida del monarca y su relación con la nación –o, mejor dicho, con una idea determinada de esta– durante su ejercicio del poder, desde la jura en 1902 –donde juró guardar la Constitución y las leyes– hasta su marcha al exilio tras la proclamación de la República el 14 de abril de 1931, teniendo siempre «la fusión entre corona y nación» como hilo conductor del volumen. Este hilo principal sirve a Moreno Luzón para ir más allá de la mera biografía de Alfonso XIII, y se adentra en cuestiones como el peculiar ordenamiento constitucional español en el primer tercio del siglo XX o la evolución del sistema canovista en este mismo periodo.
Por otra parte, y motivado por el «acendrado patriotismo» que el mismo Alfonso XIII reconocía tener, el autor afirma que el intervencionismo del rey español en política, tanto nacional como exterior, no fue ningún caso aislado: monarquías centroeuropeas y mediterráneas eran claros paralelos de las acciones de Alfonso XIII. «En realidad –afirma Moreno Luzón– el ordenamiento español apenas se separaba en 1902 de los marcos normativos de otras monarquías de la Europa coetánea». En el caso español, y al contrario que en monarquías como la británica, la holandesa o la belga, «la corona constituía en ella un poder robusto, a mitad de camino entre el caso de Italia, donde los reyes perdían protagonismo poco a poco, y el de Alemania, sellada por la presencia cuasiomnímoda del káiser», afirma el autor.
La figura de Alfonso XIII se ha tendido a simplificar tradicionalmente. Ante esto Javier Moreno Luzón muestra al personaje en toda su complejidad, y disecciona su figura de una manera magistral
La especial característica de la soberanía española de la época, denominada «soberanía compartida» o «cosoberanía», nacida de la Constitución de 1876 («La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el rey») dio al monarca bastante margen como para tener un peso decisivo en el ritmo político español de comienzos de siglo: «las tesis canovistas –señala Moreno Luzón– habían hecho del trono el eje del sistema político español». Alfonso XIII, mentalizado desde niño de su misión de regenerar la patria, lo sabía bien, y actuaría en consecuencia. A este respecto resulta interesante la observación del autor acerca de la gran influencia que el desastre de 1898 tuvo en el joven Alfonso. Sus mentores, entre los que destacaban militares como el teniente coronel de Estado Mayor Manuel González de Castejón y el teniente coronel de artillería Juan Lóriga, inspiraron en el joven Alfonso una fuerte mentalidad castrense que, con los años, evolucionaría en un evidente militarismo, y que se tradujo tanto en una presencia de militares en el gobierno civil como en el apoyo a las acciones bélicas en el exterior, de donde se derivaron hechos tan perjudiciales para la monarquía como la guerra de Marruecos (1911-1927) y la dictadura de Miguel Primo de Rivera (1923-1930).
Pese a que se ha tendido a buscar paralelos entre la España del primer tercio del siglo XX y el presente, lo cierto es que, como señala Moreno Luzón, Alfonso XIII «vivió en una España muy distinta de la actual y representó en ella un papel político protagonista y decisivo, ahora inconcebible. Lo cual no impide que su estudio nos permita pensar sobre la supervivencia de los regímenes monárquicos en el mundo contemporáneo, en especial acerca de la fusión entre corona y nación».