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Portada de «La decadencia y caída de Roma. La clave para entender el mundo de hoy» de Edwar J. WattsGalaxia Gutenberg

'La decadencia y caída de Roma': un recorrido histórico

El clasicista Edward J. Watts propone un recorrido histórico por una de las ideas políticas más importantes y determinantes de la historia de Occidente: la decadencia de Roma

En el prefacio a su obra Historia de Roma desde su fundación (Ab urbe condita), el escritor Tito Livio enumeró los principales objetivos de su empresa. Uno de los principales era exponer la decadencia de las costumbres del pueblo romano a lo largo de siete siglos, o en sus propias palabras, un seguimiento de «la trayectoria de las costumbres: primero una especie de relajación, después cómo perdieron base cada vez más y, luego, comenzaron a derrumbarse hasta que se llegó a estos tiempos en que no somos capaces de soportar nuestros vicios ni su remedio» (Liv. Pr. 9).

¿Qué tiempos eran «estos tiempos» a los que se refería Livio? La era de Augusto, el artífice del Principado, el régimen político que acabó con el sistema tradicional de la República romana. Ya fuera porque Livio estaba personalmente convencido de la decadencia de Roma, o porque decidió unirse a unos vientos de cambio que favorecían la lealtad en lugar del origen familiar, o por una mera herencia de tradición literaria aprendida de Salustio, lo cierto es que su discurso de la decadencia de las costumbres tradicionales romanas entró en perfecta armonía con lo que Augusto quería trasladar a los romanos.

Si tradujéramos este discurso a la mentalidad actual, Augusto y Livio serían los representantes del eslogan «Make Rome great again», pues su discurso de legitimación de sus reformas se asienta sobre la base de una decadencia previa, que en el caso romano habría degenerado en las guerras civiles de los años 49 y 30 a.C. Ciertamente se trata de un discurso peligroso el de la decadencia, que en muchos casos, como en el del Principado de Augusto, puede desembocar en un régimen autoritario, si no dictatorial, aunque, efectivamente, con innegable orden interno.

Este es el hilo conductor utilizado por Edward J. Watts en La decadencia y caída de Roma. La clave para entender el mundo de hoy, recientemente publicado en español por Galaxia Gutenberg. Watts empieza la introducción de su libro con el último fragmento del conocido discurso que Donald Trump pronunció en su toma de posesión del cargo presidencial, el 20 de enero de 2017, donde, al final, sentenciaba: «And yes, together, we will make America great again».

galaxia gutenberg / 384 págs.

La decadencia y caída de Roma

Edward J. Watts

En una sociedad de masas como la actual, en la que el populismo de múltiples tendencias se ha normalizado y se ha hecho un hueco –que va en aumento– en todas las formas de acción pública, desde la política nacional de los Estados hasta la cultura de la cancelación imperante en las redes sociales, el discurso de la decadencia tiene exactamente el mismo reverso tenebroso que tuvo en la antigua Roma.

El inicio, en el capítulo I, no podía ser más acertado: Catón el Viejo contra las costumbres griegas, una mezcla de pensamiento tradicional, que veneraba la mítica austeridad romana, y una considerable xenofobia contra los griegos, cuyo pensamiento e influencia Catón identificaba como causantes de la decadencia romana de su tiempo, en siglo II a.C.

Según avance el relato, Watts profundiza en la idea de decadencia romana no solo en la mente de los mismos romanos, sino también en la de sus sucesores: medievales, renacentistas, ilustrados… hasta hoy. A este respecto destaca especialmente el pensamiento ilustrado de importantes personajes como Montesquieu y, sobre todo, Edward Gibbon, el historiador del siglo XVIII que terminó de aquilatar a fuego la secular idea de la decadencia de Roma en su famosa obra Historia de la decadencia y caída del Imperio romano. Es decir, Watts no solo presenta aquí el recurso al discurso de la decadencia a lo largo de la historia de Roma, que también, sino también la idea que de decadencia y caída de Roma ha llegado hasta nuestros días, marcando de forma visible los propios discursos actuales centrados en la decadencia.

Desde Catón el Viejo hasta Mussolini, la idea de la decadencia de Roma, sus costumbres, tradiciones, formas, etc., ha marcado el pensamiento político occidental de forma indeleble, y los discursos como el de Donald Trump de 2017, como apunta Watts, debe mucho a esa idea mantenida a lo largo de los siglos.