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Portada de «Las guerras apaches. Polvo y sangre en la última frontera del salvaje Oeste» de Paul Andrew HuttonDesperta Ferro

'Las guerras apaches': la última frontera

El especialista en historia social y militar americana Paul Andrew Hutton nos adentra con una fluida prosa en el conflicto bélico más largo de la historia de los Estados Unidos, y qué hizo famosos a los guerreros apaches

Todas las historias fundacionales de grandes culturas necesitan épica. Y qué mejor forma de dársela que mediante conflictos bélicos largos y sangrientos: los griegos tuvieron a los persas, los chinos de la dinastía han a los xiongnu, los romanos a los latinos, los samnitas, los galos y los cartagineses, los reinos cristianos del norte de la Península al emirato (luego califato) de Córdoba, los húngaros a los otomanos y viceversa, los moscovitas a los tártaros, y un largo etcétera. Todas las historias fundacionales, pues, necesitan de una «épica nacional». De esta misma manera los Estados Unidos de América forjaron su épica nacional no contra los británicos tras la Revolución –retórica que carece de sentido al ser los colonos americanos en su mayoría descendientes de británicos– sino contra los habitantes originarios de Norteamérica: los indios.

Si los pueblos sedentarios establecidos a lo largo de la costa este del territorio que hoy ocupan los Estados Unidos, desde los mohawk en el noreste hasta los seminolas en el sureste, no dieron significativos quebrantos ni a británicos, primero, ni a continentales después, no se puede decir lo mismo acerca de las tribus nómadas y seminómadas de las Grandes Llanuras o del Sudoeste, especialmente la conocida desde el siglo XVII por los españoles como Apachería, «un territorio en el que cada planta tenía una púa, cada insecto un aguijón, cada ave una garra y cada reptil un colmillo: un entorno hostil y mortífero, conocido por el mundo exterior como la Apachería», como la define Paul Andrew Hutton en la obra recientemente publicada Las guerras apaches. Polvo y sangre en la última frontera del salvaje Oeste, título que viene a engrosar el exquisito palmarés de la editorial Desperta Ferro sobre los conflictos entre nativos americanos y el hombre blanco, iniciado con la publicación en español del aclamado La tierra llora de Peter Cozzens, allá por 2017.

Desperta Ferro / 496 págs.

Las guerras apaches

Paul Andrew Hutton

El pueblo apache, o mejor dicho, las tribus apaches, desempeñaron el perfecto papel de antagonista en la construcción de una épica nacional estadounidense, con un importantísimo componente de mentalidad de frontera, comparable a la que desarrollaron las guarniciones romanas en el Rin en el siglo I d.C., o la de las mesnadas de nobles castellanos y aragoneses en las zonas del Duero y el Ebro en el siglo XI. Estas comparaciones no son ni aleatorias ni mera pedantería, ya que las guerras apaches cuentan con el dudoso honor, como señala el autor, de ser «la guerra más larga de la historia de Estados Unidos», entre 1861 y 1886, y que, en palabras de Paul Andrew Hutton «dejó un reguero de sangre que iba desde el río Pecos, en Texas, pasando por todo Nuevo México y Arizona, hasta el interior de México». No por nada el género literario y cinematográfico (este especialmente) estadounidense por excelencia entre los años 40 y 60 del pasado siglo (y que visionaban secretamente incluso en el Kremlin) es el denominado wéstern, donde el principal argumento es el conflicto entre los dos mundos, el nativo y el colono.

En Las guerras apaches de Hutton encontramos la verdadera historia detrás de personajes inolvidables (aunque ficticios) de la historia del cine, como los interpretados por John Wayne en la famosa «Trilogía de la Caballería» (Fort Apache, 1948; She Wore a Yellow Ribbon, 1949; Rio Grande, 1950). Personajes tan famosos como Gerónimo o Cochise, los dos jefes guerreros apaches más famosos, protagonizan las acciones que magistralmente desarrolla Hutton, pero también ocupan puestos privilegiados otros personajes menos conocidos y, si cabe, más interesantes, como Mickey Free «Coyote» o Apache Kid, cuyas vidas transcurrieron en la complejidad de pertenecer a ambos mundos y a ninguno al mismo tiempo. Free era un niño mexicano, raptado a los doce años y criado como un apache aravaipa en el valle del Sonoita, y Kid, cuyo nombre real era Has-kay-bay-nay-ntayl, era un apache aravaipa en el bando del hombre blanco que llevó a cabo acciones de explorador para el también famoso Al Sieber, hombre indispensable para los generales Crook y Miles en la guerra contra los apaches.

El pueblo apache, ese bárbaro imprescindible para la construcción de una épica nacional estadounidense, rubricó con pólvora y sangre cada episodio del enfrentamiento contra el hombre blanco, y Hutton ofrece en este volumen su historia, la de la última frontera.