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Libros para leer en los meses de verano

Cinco clásicos ambientados en verano para estas vacaciones

Son libros que transcurren en la playa o en el interior, pero siempre con la estación cálida como marco y hasta protagonista

Hay libros de verano, para el verano y sobre verano. Las diferencias son sutiles, pero cruciales. Y, a veces, todos los factores pueden conjugarse en un mismo libro: uno que hable del verano mientras lo leemos en nuestras vacaciones estivales. Existe un buen puñado de clásicos de distinto formato que no sólo pueden acompañarnos en las horas de ocio, en la tumbona o la hamaca, sino que además transcurren en la estación cálida.

'Helena o el mar del verano', de Julián Ayesta

Esta novela corta es una égloga y es un poema épico a los veranos de nuestra infancia, cuajado de sensualidad y pictorialismo. «El dulce de guinda brillaba rojísimo entre las avispas…», arranca el narrador anónimo, que se retrotrae a las vacaciones en el Gijón previo al estallido de la Guerra Civil.

Portada de 'Helena o el mar de verano'Acantilado

En Helena o el mar del verano hay, en realidad, dos veranos separados por un invierno. Y hay un primer amor adolescente y una inocencia que pugna por salir indemne en el proceso de maduración del hombre. El diplomático Julián Ayesta no escribió ninguna otra novela. Se diría que basta y sobra. Si hay un libro en España que sea puro verano, sería éste, publicado en 1952.

'La muerte en Venecia', de Thomas Mann

El del Gustav von Aschenbach es un verano crepuscular pero no exento de belleza. Thomas Mann, que conocía el Lido de Venecia, narró su historia en 1912. La de un artista en su madurez, camino ya de la vejez, que pasa los días en soledad en un balneario y cae prendado del joven y bellísimo Tadzio.

Portada de 'La muerte en Venecia'Debolsillo

Reflexión sobre el paso del tiempo y el envejecimiento, sobre el deseo frustrado o reprimido, sobre el ocio y el arte, La muerte en Venecia se lee de una sentada, al tiempo en que asistimos al brote de cólera que, de manera silenciosa, va colonizando la ciudad de los canales e incluso los establecimientos de los aristócratas.

El complemento perfecto para su lectura es la película homónima de Luchino Visconti, bastante fiel, salvo algunos detalles, al original y no menos sugerente.

'Buenos días, tristeza', de Françoise Sagan

Françoise Sagan solo tenía 19 años cuando publicó este libro, que se convirtió en un inmediato éxito de ventas. La protagonista de Buenos días, tristeza, sólo tiene dos años menos que su autora. Veranea en la Costa Azul francesa junto a su padre, viudo y seductor. La llegada de su nueva conquista, Anne, hace que la relación se tense y estalle una guerra sorda en la que Sagan dibuja como nadie los caprichos, necesidades y frustraciones de una adolescente.

Portada de 'Buenos días, tristeza'Tusquets

El rumor de las olas, el cloro de las piscinas y el sol fuerte de verano acompañan en todo momento a los protagonistas. «Me tumbaba después en la arena, cogía un puñado, lo dejaba escurrir entre los dedos y la arena caía en una lluvia amarillenta y suave. Pensaba que se escapaba como el tiempo, que eso era una idea fácil y que resultaba grato tener ideas fáciles. Era el verano».

'Agostino', Alberto Moravia

También en la costa, en este caso toscana, transcurre esta inquietante historia, publicada en 1945, sobre el despertar sexual de un chico que veranea junto a su madre, a la que le une una especie de complejo de Edipo. Los condimentos psicologistas de la prosa de Alberto Moravia están presentes en esta narración corta de verano.

Portada de 'Agostino'Altamarea

La inocencia es el eje del relato y los sentimientos contradictorios de Agostino se verán vapulados por el coqueteo de su madre, exponente de la burguesía romana, con otro veraneante. «No se daba cuenta, pero lo que le atraía hacia los baños Vespucci, además de la compañía tan nueva de los muchachos, era precisamente aquel escarnio brutal de su madre y de sus supuestos amores».

'El bello verano', de Cesare Pavese

«En aquellos tiempos siempre era fiesta. Bastaba salir de casa y atravesar la calle para volvernos locas, y todo era tan bonito, especialmente de noche, cuando al volver, muertas de cansancio, esperábamos que aún sucediese algo». Hemos dejado para el final una novela de verano que retrata los estertores de las vacaciones y el regreso a la rutina de la ciudad.

Portada de 'El bello verano'Cátedra

Cesare Pavese publicó en 1949 este libro, su penúltima novela, con condimentos parecidos al de algunas de las novelas que ya hemos reseñado: la inocencia puesta a prueba e inevitablemente desaparecida. Ginia, una joven que se mueve en los ambientes artísticos de Turín, se enamora de un pintor. Pavese, mientras lleva al lector del estío al otoño en la gris Turín, toca todas las cuerdas en esta bella novela: ilusión, expectativas, decepción, melancolía…