'¿Por qué no?': un libro necesario para conocer los efectos de la pornografía
El psicólogo Alejandro Villena aborda en esta necesaria guía el impacto de la pornografía, principalmente en los jóvenes, e incluye útiles consejos para padres y educadores
Hay algunos libros que, por la urgencia de su temática, necesitan ser escritos. Este es el caso de ¿Por qué no?, una guía que, por primera vez, analiza de manera profunda y sistemática los efectos nocivos del consumo de pornografía.
El autor es Alejandro Villena, psicólogo clínico especializado en adicciones y miembro de 'Dale una vuelta', una entidad sin ánimo de lucro pionera en España que desde hace unos años se dedica a alertar de lo que se ha convertido en una auténtica epidemia: el consumo compulsivo de pornografía, principalmente por parte de los más jóvenes.
Cualquier persona con acceso a internet pueda acceder a la pornografía de manera gratuita y sin filtro alguno
A lo largo de toda la obra Villena demuestra un profundo conocimiento de la cuestión, tanto desde el punto de vista teórico –uno de los puntos fuertes del libro es su consistencia científica, fundamentada en numerosas investigaciones al respecto– como práctico. No en vano, son muchas las personas, de toda índole y condición, que han pasado por su consulta buscando acompañamiento y ayuda para terminar con su adicción a la pornografía y con los efectos perniciosos que de ella se derivan.
Durante la primera parte del libro, quizá algo densa pero de sumo interés, Villena desarrolla con profundidad todo el ciclo psicológico del consumo de la pornografía, desde los motivos que se pueden tener a la hora de acudir a ella hasta los efectos perniciosos que tiene dicho consumo.
En cuanto a las motivaciones, Villena realiza varias reflexiones interesantes. En primer lugar, señala que el auge de la pornografía online ha hecho que su consumo se haya «democratizado», de manera que cualquier persona con acceso a internet pueda acceder a ella de manera gratuita y sin filtro alguno. Ello hace que, a diferencia de lo que ocurre con las drogas o el juego, la adicción a la pornografía sea transversal a toda edad, condición y estrato social, por lo que su expansión no conoce límites.
aLIENTA EDITORIA / 218 PÁGS.
¿Por qué no?
Fruto de ello son los sorprendentes y alarmantes datos de consumo de pornografía en la actualidad. En España, que ocupa el 11º puesto en el ranking mundial de consumo de pornografía, la edad media del primer contacto con este tipo de material es entre los 9 y los 11 años, y más del 75 % de los varones consumen porno antes de cumplir los 16 años. Y un dato aún más sorprendente: el 25 % de los jóvenes accede de forma accidental a la pornografía, algo que, como señala Villena, podría evitarse si los jóvenes estuvieran más protegidos en su uso de internet, por ejemplo mediante filtros más efectivos en los principales buscadores.
Ello nos lleva a otro dato que revela uno de los grandes motivos de los primeros accesos a estos materiales: la pornografía como fuente de información sexual. Y es que el 69 % de los adolescentes acuden a internet para resolver sus dudas sexuales, y el 90 % de los varones universitarios creen que el porno es fiel a la sexualidad real.
Como bien explica Villena, al consumir pornografía, lejos de lograr una mejor información, los jóvenes obtienen una visión tergiversada de la sexualidad, lo cual repercute en la asunción de desgraciados estereotipos. En ese sentido, se puede afirmar que la mujer es la gran víctima de la pornografía, tanto por su cosificación en la pantalla como por las vejaciones que miles de mujeres sufren fuera de ella a consecuencia de la pornografía, como la explotación sexual y la captación ilegal, menores incluidas, para esta industria.
La edad media del primer contacto con este tipo de material es entre los 9 y los 11 años
Además, volviendo al terreno más personal, el consumo prolongado de pornografía puede terminar provocando frustración a la hora de llevar a la práctica el acto sexual, algo que, como el propio Villena ha visto en numerosas ocasiones, desemboca en complejos corporales –tanto en el consumidor de porno como en su pareja– y en auténticas crisis de pareja. Y es que, como acertadamente señala Villena, el porno «recompensa pero no compensa» a sus consumidores, pues «lo que consumen les consume».
Tras la explicación de los efectos perniciosos de la pornografía, Villena dedica la segunda parte de la obra, mucho más práctica, a proponer recomendaciones para lidiar con el consumo de pornografía. Para ello, parte de testimonios reales de algunos de sus pacientes, a los que suma una serie de útiles consejos orientados sobre todo a padres, profesores y demás educadores de cara a ayudar a los más jóvenes a no caer en las redes de la pornografía y a fomentar en ellos el cultivo de una sexualidad sana.
Esta parte del libro es especialmente atinada, pues además de proporcionar información y material de gran utilidad, tiene un tono optimista y propositivo que permite al lector cerrar el libro con esperanza. Retomando el título de la obra, Villena demuestra que sí se puede escapar de sus redes, optando por vivir una sexualidad que abandone la autocomplacencia para buscar al otro. Una sexualidad, en definitiva, que se abra al amor.