'Nido de piratas': la historia de los bucaneros que hicieron el Diario Pueblo
El periodista Jesús Fernández Úbeda rescata la memoria del Diario Pueblo en un libro donde rinde tributo a unos periodistas y a una forma de hacer periodismo que hoy sería imposible
En el año 1666 el francés Alexandre Olivier Exquemelin llegó a la Isla de la Tortuga huyendo –hugonote y, por lo tanto, un tanto hereje él– de las persecuciones religiosas en su Francia natal.
Tortuga era entonces el principal nido de piratas en todo el mar Caribe y Exquemelin desembarcó como prisionero y esclavo. Sin embargo, supo progresar y hacerse un hueco en la «congregación de los piratas». Acabó ejerciendo la piratería en varios buques corsarios como cirujano.
Exquemelin conoció durante su periplo a insignes «caballeros de fortuna» como L’Olonnais, Morgan o Bertrand d’Oregon.
Su nombre se hizo célebre gracias a sus memorias recogidas en la obra Bucaneros de América, donde dejó plasmada la crónica de asedios, asaltos y saqueos en los que participó, así como la descripción más detallada de la Isla de la Tortuga.
Dando un gran –y forzado– salto en el espacio-tiempo hasta el 3 de marzo del año 1964 llegamos a la Calle Huertas 73 de Madrid. Allí se acaba de instalar otro nido de piratas, el del Diario Pueblo.
Esta cabecera, convertida hoy en una leyenda del periodismo español, fue hogar de célebres periodistas como Felipe Navarro «Yale», Raúl del Pozo, Arturo Pérez-Reverte, Raúl Cancio, Marlasca, Julia Navarro o José María García.
El periodista Jesús Fernández Úbeda (autor de Aterrizaje forzoso, No le des más whisky a la perrita y Estado incivil/Concierto de alcaudones) se ha sumergido en la hemeroteca del Conde Duque para rescatar la historia de Pueblo y presentarla con su inconfundible estilo canalla y una calculada dosis de nostalgia en Nido de piratas (Debate).
Debate / 312 págs.
Nido de piratas
Subtitulada 'La fascinante historia del Diario Pueblo', la obra no pretende ser un resumen pormenorizado de la historia de la cabecera. De hecho, está acotada al período que va de 1965 a 1984, año de su cierre pergeñado por Adolfo Suárez y ejecutado por Felipe González.
En concreto, se centra en la etapa en que el diario estuvo dirigido por Emilio Romero, el «Rey Sol», el «dios padre y creador del Pueblo que llegó a tirar más de doscientos mil ejemplares».
Úbeda nos introduce en una redacción cuyos miembros estaban dispuestos a matarse por firmar en portada
Al igual que Exquemelin se introdujo en la piratería de la Isla de la Tortuga de la mano de sus propios captores, Úbeda se introduce, machete entre los dientes, en el «nido de piratas» de Huertas 73 de la mano de tres cicerones: Arturo Pérez-Reverte, Raúl del Pozo y Raúl Cancio, viejos bucaneros de Pueblo que apadrinan la obra.
Úbeda no se ha limitado a montar el hilo narrativo por medio de esos tres testimonios y unas cuantas portadas del diario.
El autor ha ejercido el género periodístico que más le ha hecho destacar, el de la entrevista, y se ha tomado la molestia de entrevistar a un amplísimo plantel de protagonistas y testigos que hicieron posible Pueblo y realizar una ingente labor documental.
La obra tampoco es un mero anecdotario, es más bien una tesis en la que se trata de dar respuesta a la pregunta de cómo fue posible que el periódico del sindicato vertical durante el franquismo se convirtiera en un espacio de libertad donde trabajaban codo con codo falangistas, comunistas y personajes de toda clase y condición.
Úbeda nos introduce en un equipo de redactores cuyos miembros –alguno de los cuales acudía armado a trabajar– estaban dispuestos a matarse por firmar en portada.
Un periódico que hoy sería imposible e impensable, con barra de bar y timbas de póker en las que alguno se dejaba el sueldo del mes la misma noche de cobrarlo.
En Nido de piratas entramos en contacto con una redacción formada por, en palabras de Pérez-Reverte, una «pintoresca tribu de canallas sin dios ni otro amo que la fiebre del periodismo y la necesidad de llegar a fin de mes, por ese orden».
'Nido de piratas' es una elegía al Diario Pueblo, pero, sobre todo, es un tributo a un periodismo que ya no se ejerce
Una «tribu» dispuesta a lo que fuera necesario hacer para lograr una exclusiva: «Éramos golfos, maleantes», reconoció el mismo Cancio durante la presentación del libro.
No en vano, Úbeda comienza el libro con un episodio protagonizado por Yale donde se refleja de forma nítida la pasta de la que estaban hechos los periodistas de Pueblo.
El veterano redactor, tras una pifia inicial a la hora de lograr la exclusiva sobre el primer trasplante de corazón realizado en España –bajo el bisturí del cirujano Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde y yerno de Franco– se plantó en el Hospital de La Paz vestido de médico (estetoscopio incluido) y tras burlar la seguridad regresó a la redacción con una entrevista exclusiva al cirujano y fotografías del trasplantado, de la donante y de toda la casquería. Todo el material apareció publicado en Pueblo bajo el titular «El trasplante de ayer ha muerto».
Nido de piratas de Fernández Úbeda es un libro sobre periodismo y periodistas que debería ser lectura obligada para cualquier estudiante de Periodismo.
Es una elegía al Diario Pueblo y a los profesionales que lo hicieron posible. Pero, sobre todo, es un tributo al periodismo que explica por qué los periodistas de raza siguen fieles a una profesión ingrata que nunca ha dejado de valer la pena ejercer.