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Portada de «Sin lustre, sin gloria» de Luis A. Ruiz CaseroDesperta Ferro

'Sin lustre, sin gloria': la Guerra Civil no fue solo en el Ebro

El especialista Luis A. Ruiz Casero profundiza en los archivos y en la arqueología de los llamados «frentes olvidados» de la Guerra Civil: Toledo y Guadalajara, más allá de los mitos

Todos los grandes conflictos, a lo largo de la historia, han sido vistos a través de sus episodios más sonados: la Segunda Guerra Púnica por Canas, la Guerra de los Cien Años por Agincourt, la Guerra de los Treinta Años por la Montaña Blanca, las Guerras Napoleónicas por Austerlitz, etc. En el caso de la Guerra Civil española, posiblemente sea la batalla del Ebro la que se lleve la titulatura de «gran batalla». Pero esta constante de la visión histórica general, paralelamente, ha implicado que otros frentes o batallas hayan sido desatendidos, e incluso olvidados.

Esto es lo que viene a poner de manifiesto el historiador y arqueólogo Luis A. Ruiz Casero en su reciente libro Sin lustre, sin gloria. Toledo y Guadalajara, frentes olvidados de la Guerra Civil publicado por Desperta Ferro Ediciones. Los de Madrid, Aragón o el Norte (desde el País Vasco a Asturias) son los frentes más conocidos de la Guerra Civil, y han hecho que otros pasen a un segundo plano. En el caso de Toledo y Guadalajara, tradicionalmente se han visto o estudiado como frentes secundarios, pero lo cierto es que en estos dos frentes se forjaron dos de los mayores mitos de la Guerra Civil para cada uno de los bandos: la defensa del Alcázar de Toledo, y la derrota del Corpo di Truppe Volontarie (CTV) italiano en los campos de la Alcarria. Como señala el Ruiz Casero, estos dos encuentros significaron una inyección de moral en cada uno de los bandos, llegando a convertirse en mitos de heroísmo para sublevados Toledo, y Guadalajara para republicanos: «La tierra empapada en sangre en los flancos de Madrid se entremezcló con la epopeya y el mito», asevera el autor.

desperta ferro / 576 págs.

Sin lustre, sin gloria

Luis A. Ruiz Casero

Pero en estos «frentes olvidados» de los flancos de Madrid no solo hubo forja de mitos, sino también durísimas y cruentas batallas bien reales que moldearon el desarrollo subsiguiente del conflicto, y que tuvieron una importante influencia en los demás frentes. De hecho, el asedio del Alcázar de Toledo, entre julio y septiembre de 1936, y la batalla de Guadalajara, en marzo de 1937, son solo dos ejemplos de las operaciones llevadas a cabo en dichos frentes. Frentes que no se cerraron, ni mucho menos, tras dichas batallas, y que seguirían bien activos a lo largo de 1938 y 1939.

Para entender dicho desarrollo, el autor da un orden cronológico a su obra, dividiéndola en quince capítulos distribuidos en dos partes. La Parte I abarca desde el fin del ciclo de operaciones en torno a Madrid, en abril de 1937, hasta el final de ese año, destacándose operaciones como la batalla del sur del Tajo (abril-mayo) en el capítulo 2, o el primer golpe republicano en Guadalajara (mayo-junio) en el capítulo 3, así como la batalla de la cuesta de la Reina (octubre) en el capítulo 6 o las acciones de guerrilla en los flancos de Madrid (a lo largo de todo el año) en el capítulo 7.

La Parte II retoma el relato desde el principio de 1938 hasta el desenlace oficial de la guerra, en marzo-abril de 1939, y donde destacan acciones como el ataque de distracción republicano contra la cabeza de puente de Talavera (marzo de 1938) en el capítulo 9, la ofensiva en el Alto Tajuña (marzo-abril de 1938) en el capítulo 10, ambos con carácter de distracción, o la ruptura definitiva de los frentes tras la culminación de la ofensiva final franquista (marzo-abril de 1939) en el capítulo 15.

Especial mención merece el material con que se completa el volumen: gráficas, tablas, fotografías (muchas de las cuales son cedidas de archivos privados) y, especialmente, los mapas en los que figuran los avances de las operaciones descritas, marca inconfundible de la casa Desperta Ferro.

Finalmente, Luis A. Ruiz Casero extrae una serie de conclusiones entre las que cabe destacar que «los frentes de Toledo y Guadalajara no permanecieron al margen de la dinámica general de las operaciones decisivas de ambos bandos, y, principalmente, de la defensa de Madrid, que nunca perdió del todo su condición central para la alta dirección de la guerra en ambos bandos». Lejos de la visión simplista de la Guerra Civil llevada a cabo en los frentes Norte y de Aragón principalmente, Sin lustre, sin gloria muestra que Castilla no fue ajena a las operaciones y a la sangre derramada entre hermanos. Los frentes de Toledo y Guadalajara muestran, en palabras de Ruiz Casero, «el rostro más descarnado de la guerra sin cuartel que se libraba en Castilla».