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Portada de «Birdgirl» de Mya-Rose Craig

Portada de «Birdgirl» de Mya-Rose CraigErrata Naturae

'Birdgirl': la familia y los demás son pájaros

Libro que reúne las aventuras de avistamiento de aves de la joven ornitóloga Mya-Rose Craig. Lo más interesante no está en los pájaros, sino en las complejas relaciones con su familia

Probablemente el público español no conozca demasiado a Mya-Rose Craig. Es una inglesa nacida en 2002 que se ha hecho conocida en los últimos años como activista medioambiental de Black2Nature, una institución orientada a la concienciación ecológica de jóvenes de diversidad racial. Su gran mérito hasta ahora está relacionado con el avistamiento de aves, «el pajareo», como se conoce en España esa afición tan británica llamada birdwatching. En este libro, que podemos denominar de autoficción, nos cuenta sus memorias.

Dicho así, más de un lector podría preguntarse qué tiene que contarnos una persona de poco más de veinte años. Cuando supe de la publicación del libro, me recordó a una de mis mejores lecturas de joven, la trilogía de Corfú escrita por el naturalista Gerald Durrell cuyo primer volumen tituló Mi familia y otros animales. Durrell describe su infancia en la isla griega, inmerso en mil aventuras con animales y, por supuesto, su familia. Si la vida de un Durrell a los doce años fue tan narrativa (la han versionado en diferentes ocasiones, la última con cierta fama, como Los Durrell), me pregunté por qué el libro de Craig podría no serlo. Ella misma hace un homenaje al naturalista en el título del primer capítulo «Mi familia y otras aves». La gran diferencia es que el primero habla de todo tipo de animales y ella solo habla de aves. Los dos se centran, eso sí, en su familia.

Portada de «Birdgirl» de Mya-Rose Craig

errata naturae / 317 págs.

Birdgirl

Mya-Rose Craig

Craig es hija de una abogada de origen bangladesí y de un ejecutivo británico. Su padre siembre ha sido un enamorado del pajareo e introdujo a su mujer e hija en ese mundo que es el centro de todo el libro. Para quien no lo conozca, consiste en localizar aves allá por donde se va. Tiene un sentido competitivo pues no solo consiste en la contemplación de esos animales, sino también en descubrir el mayor número de especies posibles. Ella misma admite que los pajareros pueden ser un poco excéntricos y obsesivos. Craig lleva más de cinco mil especies de aves en su lista, que no está nada mal si consideramos que en el mundo hay poco más de diez mil.

Para llegar a tan fantástico número ha viajado por los cinco continentes, visitados los cascos polares, las selvas africanas, americanas y asiáticas, así como regiones de diversidad biológica como Australia y Madagascar. Cada capítulo del libro se centra en uno de estos viajes. Combina el pajareo de especies exóticas (pico zapato, colibríes, pingüinos, arpías…) con la intrahistoria familiar y ahí es donde el libro adquiere más peso dramático. Desde fuera podría parecer que Craig es una auténtica triunfadora (consiguió un Doctorado Honoris causa con 18 años), pero en este libro se retrata con todas sus limitaciones, inseguridades y, sobre todo, el gran peso de tener una madre enferma.

Cuando aún era niña le diagnosticaron a su madre un trastorno bipolar. Ella y su padre tuvieron que ayudar a una persona que alteraba fases de hiperactividad maniaca con largas depresiones e incluso riesgos serios de suicidio. Descubrieron que los viajes para avistar aves era la mejor terapia para su madre, por lo que, siguiendo la idea de que es mejor acumular experiencias que posesiones, dedicaron todo su tiempo libre y dinero en las grandes y largas excursiones por el mundo descritas aquí. Los viajes y la medicación consiguen dominar la enfermedad de su madre, pero no significa que tenga alteraciones que hagan difícil la convivencia y Craig relata con naturalidad y cariño las manías de su madre, la infinita paciencia de su padre y su situación a medias. Además, Craig no escatima en mostrar sus inseguridades como «niña prodigio» famosa en redes pero con el día a día de una adolescente. Reconoce la separación que hizo desde muy pequeña entre su mundo pajareril y su vida escolar, hasta el punto de ocultar a sus amigas toda su vida pública y cómo le ha costado unificar esos dos mundos.

Este libro apasionará a los pajareros e interesará a los lectores que disfruten de viajes por la naturaleza y animales en general. A mí me gustan los relatos con la naturaleza como protagonista, pero reconozco que la sobreabundancia avícola me ha dejado con ganas de más variedad. La naturaleza aparece solo como un escenario donde viven las aves y el resto de los animales parece no existir. Será cosa de pajareros.

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