Presentación de Sinfonía corporal
Los versos de Fernando Aramburu: infancia, melancolía, amor, injusticia y ETA
El conocido autor de 'Patria' comenzó a escribir poesía en 1977. Tusquets ha reunido sus poemas desde entonces hasta 2005
Ciclista y futbolista puntual, por puntual se convirtió en lector habitual, «compulsivo». Con el dinero de su trabajo de verano empezó a comprar los clásicos españoles de la poesía: Vicente Aleixandre y la destrucción y el amor... Los poemas orquestales que se entendían y no se entendían. Aleixandre y Lorca y el estuche poético que se convirtió con los años.
El poeta humorístico a pesar de considerarlo, al humor, como el disolvente de los versos. «Volverán las oscuras golondrinas» o «volverán las oscuras aspirinas». La dualidad del escritor del que sale el «mono», el que se fija hasta en los detalles físicos, que llevamos dentro.
El hombre vivido y expresado en sus poemas, al contrario que en su ficción «donde invento, imagino, pero en la poesía estoy yo, por lo que la comunicación con el lector es distinta».
Sinfonía Corporal, su poesía reunida, le ha hecho reencontrarse con el joven que reaccionó contra la injusticia en Nicaragua y contra el terrorismo que le rodeaba en los 80, impulsado en el fondo y en la forma por la poesía y la empatía de César Vallejo.
La niñez de una época que desapareció y en la que no le hubiera importado quedarse parado «hasta el fin de mis días». Habla Aramburu de su español rudimentario de la infancia hasta que se fue a estudiar a Zaragoza.
La alarma que se le encendió frente a la lengua española que se le escapaba y por lo que se convirtió en inventor de palabras y de formas. Se acordó del hombre que tocaba sin partitura y gracias a eso podía establecer «disonancias» musicales como él literarias.
El reto lingüístico estimulante y autoimpuesto que es el antídoto contra el bloqueo, como escribir un párrafo sin la letra «h». El hombre que parece normal, y lo es, el hombre, el escritor que «inventó» la prosa verdadera de Patria por la que no renunció a contar lo pasado, el terrorismo, la tensión social y política en el País Vasco, sin arredrarse nunca, después de haber sido (de ser) poeta con su melancolía casi inimaginable de poeta.