'La niña lobo, los griegos y los dioses': viajar al pasado entre el mito y la historia
Tom Holland rompe con nuestros esquemas y se arriesga, de la mano del ilustrador Jason Cockcroft –autor de las portadas de la saga sobre Harry Potter–, a transitar entre la realidad y la ficción para contarnos la gran guerra griega contra los invasores persas
Paul Veyne se preguntó hace unas cuantas décadas si los griegos creyeron en sus propios mitos. Aquel trabajo –que bien merecería una nueva edición en nuestro idioma– se convirtió pronto en un clásico. La respuesta no era sencilla, como confesaba el historiador francés desde los primeros párrafos. En aquel libro Veyne utilizaba una imagen de Plutarco para explicar la relación entre mito y verdad. Uno de los mayores polígrafos de la Antigüedad apuntaba que la verdad y el mito se interrelacionaban de la misma forma que el sol y el arco iris. En el fondo, con el juego de palabras de Mario Vargas Llosa, el mito escondía la verdad de las mentiras que los griegos recogieron por doquier. O, como se lee en una cita de Lord Byron del preámbulo de este texto: «es extraño, pero cierto, porque la verdad siempre es extraña; más extraña que la ficción».
Tom Holland es uno de los divulgadores históricos más reconocidos con los que contamos y que se ha arriesgado hasta con la apertura de un podcast (The Rest in the History). Su bibliografía, ya extensa, cuenta con algo más de media docena de libros sobre la Edad Antigua y alguna que otra incursión medieval. Libros del Ático se ha encargado de traducir la mayoría de los trabajos historiográficos de este británico que comenzó ejerciendo de novelista. Ahí están Rubicón, Dinastía, Milenio, Fuego Persa o Dominion (esperamos que no tarde en publicarse en España su In the shadow of the sword sobre los orígenes del islam). Una prueba más de la importancia de que el autor se encuentre con la editorial adecuada para que cuide con esmero sus obras. Cuando esto pasa, crítica especializada y reconocimiento popular van de la mano. Porque hay que señalar que la primera recepción en nuestro país de Holland no fue del todo exitosa. Quien se haya acercado a alguna de sus obras anteriores sabe que estamos ante un narrador portentoso, que necesita poco para armar una interpretación de largo alcance a través de historias personales o comunitarias.
ático de los libros / 208 págs.
La niña lobo, los griegos y los dioses
En La niña lobo, los griegos y los dioses, Tom Holland rompe con nuestros esquemas habituales y se arriesga, de la mano del ilustrador Jason Cockcroft –que tiene en su haber, por ejemplo, las portadas de la saga Harry Potter–, a transitar entre la realidad y la ficción para contarnos la gran guerra griega contra los invasores persas. Holland ya había entrado de lleno en este período con su recomendable Fuego Persa. El primer imperio mundial y la batalla por Occidente. En este cuento juvenil, pero también provechoso para los adultos, transita entre dioses, héroes y reinas para explicar qué sucedió durante una guerra entre el todopoderoso imperio persa y las ciudades griegas, especialmente las de Atenas y Esparta. El relato de lo sucedido se ha contando mil y una veces en libros y películas. Sin embargo, no nos cansamos de ella porque entre historias particulares vamos descubriendo una parte de lo que hemos sido: valentía, justicia, violencia, ambición…
Los dos protagonistas principales son Gorgo, la princesa espartana casada con Leónidas, que se convierte en la cronista de aquellos días, y el ateniense Temístocles, que luchó con fuerza para que sus compatriotas no se rindieran ante el invasor. Con todo, no son los únicos actores de esta narración. Los dioses juegan un papel esencial en este teatro de operaciones bélicas. Holland da rienda suelta a la imaginación para recrear mitos clásicos como los de Atenea, Zeus o Perséfone. Y se toma más de una licencia, como convertir a Gorgo en una niña lobo, lo que se puede permitir por la propia fuerza de las imágenes que ha elaborado Cockcroft, que convierten este libro en un deleite estético.
Holland es un apasionado desde niño de estas narraciones habitadas por dioses y héroes griegos. Y se deja notar en cada página desde el mismo inicio en el que la princesa Gorgo nos invita a escucharla con atención. Este cuento está pensado y escrito para sus dos hijas –a las que contaba este tipo de historias durante los meses que vivieron en Atenas– así que hay algo más que un mero producto cultural de consumo rápido. Tienen razón algunos de sus primeros críticos británicos al subrayar que será una de esas obras que nos encontramos siendo niños y que nos acompañan a lo largo de la madurez. Estas Navidades puede ser un regalo perfecto para despertar el deseo juvenil por adentrarse en los pliegues del pasado. Eso sí, quizá lo primero que debamos hacer para disfrutar este libro es suspender nuestro juicio histórico. No va de eso este cuento, aunque se aprenda mucha (y buena) historia por el camino.