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Sin justicia. Más de 300 asesinatos de ETA sin resolver

La gran deuda moral de los españoles

En estos tiempos de dudosa neutralidad histórica por parte del Gobierno de Pedro Sánchez y sus fanáticos socios, resulta especialmente reseñable esta magnífica obra de investigación, que pretende arrojar luz sobre la verdad jurídica y la verdad histórica de cada asesinato de ETA sin resolver

La banda terrorista ETA ha perpetrado a lo largo de su siniestra existencia criminal más de 3.000 atentados, de los cuales pagaron injustamente con su vida 857 personas inocentes. Por increíble que parezca, más del 40 % de todas esas acciones violentas no tienen un solo culpable que haya pagado por ello y, más de 300 asesinatos (se dice pronto), todavía no han sido resueltos por los tribunales de justicia. Moralmente, es innegable aceptar que el Estado y los españoles en su conjunto seguimos teniendo en una enorme deuda pendiente con las víctimas del terrorismo, que no están dispuestas a rendirse y que desean honrar como se merecen la memoria de sus familiares asesinados. Pese a su crudeza, estos números no reflejan del todo el irreparable daño producido, que aún hoy pervive en España, por la organización terrorista independentista vasca.

Florencio Domínguez, uno de los mayores expertos en el conocimiento de la historia de ETA y actual director del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo ubicado en Vitoria, se ha unido a la periodista y profesora de la Universidad de Navarra María Jiménez para escribir conjuntamente esta necesaria obra titulada Sin justicia. Más de 300 asesinatos de ETA sin resolver, la cual analiza caso por caso cada atentado mortal perpetrado por los terroristas -desde 1978- que aún no tiene una sentencia judicial.

Sin justicia. Más de 300 asesinatos de ETA sin resolver

Florencio Domínguez y María Jiménez

En estos tiempos de dudosa neutralidad histórica por parte del Gobierno de Pedro Sánchez y sus fanáticos socios, resulta especialmente reseñable esta magnífica obra de investigación, que pretende arrojar luz sobre la verdad jurídica y la verdad histórica de cada asesinato de ETA sin resolver. Asimismo, demuestra un hecho evidente: ante el supuesto éxito logrado con el final de la actividad terrorista, los etarras no han querido jamás colaborar con la Justicia ni esclarecer los delitos pendientes en su haber, lo que pone manifiestamente en entredicho la falaz apuesta por la paz del mundo abertzale.

En palabras de los propios autores, queda claro que «la búsqueda de la verdad, sin adjetivos, se plantea como una tarea coral en la que profesionales de distintas disciplinas tienen algo que aportar. Y, por encima de cualquier consideración, la verdad constituye un derecho y una reivindicación legítima de las víctimas. Su reparación no solo pasa por ver colmado su derecho a la justicia, sino, simplemente, su derecho a conocer lo que pasó, en especial cuando el margen de actuación de los tribunales es limitado e incluso nulo».

Casos tan tristemente conocidos como el del concejal del PP en Rentería José Luis Caso (1997) o los guardias civiles Diego Salvá y Carlos Sáenz de Tejada (2009) son rigurosamente analizados por los autores para demostrar que sus muertes han quedado impunes y sus víctimas no han sido en absoluto ni moral ni judicialmente resarcidas. En cualquier caso, es importante dejar clara la premisa de que los responsables de la existencia de casos no resueltos son los que cometieron los asesinatos, es decir, la organización terrorista ETA y sus miembros. Posteriormente, podremos valorar si el Estado, a través de sus instrumentos legales, cometió errores o no estuvo a la altura de lo que esperaban las víctimas, pero eso no puede ocultar algo tan obvio como que la culpa de los crímenes es de los asesinos. La búsqueda de los fallos del sistema no debe hacernos olvidar quiénes cometieron los asesinatos ni las responsabilidades en las que incurrieron.

Por todo ello, aunque la asociación Dignidad y Justicia ya publicó en dos volúmenes el concienzudo trabajo 379. Los crímenes de ETA sin resolver (2022), resulta oportuno reconocer el coraje y la noble labor realizada por Florencio Domínguez y María Jiménez a la hora de abordar este interesante trabajo, magistralmente editado por Espasa. Con el blanqueamiento tan descarado que padecemos actualmente de la sangrienta historia de ETA y sus marcas políticas, debería avergonzarnos como españoles que más del 40 % de los crímenes de ETA sigan todavía sin una sentencia firme con sus culpables en prisión. No cabe duda de que la causa de las víctimas del terrorismo rompe ese «relato oficial» consistente en decir que, como ETA ya no mata, formaciones políticas como EH Bildu son un proyecto político plenamente democrático, progresista y con el que se puede pactar como con cualquier otro partido político. No tengamos prisa en pasar página al terror si la verdad de lo que ocurrió sigue sin estar presente en la conciencia de los españoles. Este libro trata de contrarrestar con rigor la desmemoria de la historia más reciente de España, que parece ser una de las nuevas consignas políticas de moda.