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El escritor Stefan Zweig

Paula Andrade

Una visita a la biblioteca de Stefan Zweig: ‘Encuentros con libros’

Recopilación de los mejores ensayos literarios del escritor austriaco, donde se nos invita a conversar con algunos de los grandes maestros de la literatura europea

La feria del libro de Madrid llega a su fin. Ha sido tiempo de tropezarse con viejos amigos, conversar con autores admirados, o descubrir pequeños y grandes tesoros que, en medio de la vorágine de constantes lanzamientos editoriales, a uno se le habían pasado inadvertidos. Algo tienen de entrañable estas citas anuales que colocan, ante nuestros ojos, la constatación de esa extraordinaria capacidad con la que cuentan los libros para generar vínculos, afinidades, y hasta verdaderas amistades. No deja de ser paradójico que una actividad tan aparentemente solitaria como la de la lectura venga tantas veces precedida o continuada por los diálogos y reflexiones que se comparten con otros lectores.

Portada de 'Encuentros con libros'

editorial acantilado. 272 páginas

Encuentros con libros

Stefan Zweig

En ocasiones, como en el caso del clásico que hoy nos ocupa, esa corriente se desborda más allá de la conversación íntima y termina por prolongarse en una nueva escritura. Y si quien toma la pluma es Stefan Zweig, entonces surge una obra lúcida y apasionada, donde quedan expuestos pensamientos, impresiones, recuerdos y asociaciones que fueron gestados al contacto con grandes obras y autores, como fruto derivado de esa primera experiencia lectora. De ahí lo acertado del título bajo el que se reúnen este conjunto de ensayos, semblanzas, prólogos y reseñas, que el mismo autor fue recopilando, a petición –y esto también es importante– de sus amigos. Porque para él, como explica maravillosamente bien en el texto que abre la colección, la propia biografía resultaba incomprensible, sin la presencia continuada y crucial de sus lecturas:

«Me acordé de las importantes decisiones que había tomado después de leer un libro; de los encuentros con autores, fallecidos hace mucho tiempo, que habían significado para mí mucho más de los que había mantenido con algunos amigos o con algunas mujeres; de las noches de amor con libros, horas dichosas, en vela, ebrio de placer».

Sobre aquella recopilación original, Knut Beck ha realizado una selección de treinta y cinco textos. Dos son bellísimos ensayos, en los que se desarrollan sendos elogios: el pórtico que nos da entrada a esta singular biblioteca («El libro como acceso al mundo»), y el que lleva por título «El libro como imagen del mundo». Junto a ellos, el lector encuentra una amplia nómina de autores y de obras, que constituyen una sugerente propuesta para emprender un viaje literario, que puede ir configurando, a salto de capítulos, de la manera que mejor le plazca.

Deambulando por esas páginas, tendrá ocasión de entrar en diálogo con algunos de los grandes maestros de la literatura europea, que influyeron de manera decisiva en la visión y en la sensibilidad del vienés: Goethe, en primerísimo lugar y, junto a él, Rousseau, Byron, Stendhal, Balzac o Flaubert, entre otros. Como era de esperar hay un particular peso de autores centroeuropeos, algunos de los cuales hoy nos resultan muy poco conocidos. Pero, incluso en esos casos, los comentarios de Zweig se muestran siempre tan sugerentes, que abren el apetito por aproximarse a sus obras. Por otra parte, también hay espacio para encontrar un diálogo vivo con aquellos que fueron sus contemporáneos. En este apartado, resultan particularmente interesantes las páginas que dedica a las obras de Joseph Roth y Thomas Mann, así como su lectura crítica de El malestar en la cultura, de Freud.

Con la claridad que comparece siempre que nos hallamos con sus textos y con la profundidad de quien es capaz de percibir lo que de esencial hay tras la superficie de los fenómenos, nos invita Zweig a prolongar una fecunda convivencia entre lecturas, justo ahora que concluye la feria del libro.

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