'Confusión de sentimientos. Apuntes personales del consejero privado R.v.D.', de Stefan Zweig
El descenso a las cavernas profundas del corazón humano
«La intención era buena, la de mis estudiantes y colegas de la facultad: ahí está, elegantemente encuadernado y entregado con toda solemnidad, el primer ejemplar de la miscelánea que los filólogos me han dedicado con motivo de mi sexagésimo cumpleaños y de mis treinta años de actividad académica. Se ha convertido en una auténtica biografía; no falta ni uno solo de mis artículos por breve que sea, ninguno de mis discursos, ninguna pequeña reseña en algún anuario erudito que no haya sido arrancada con celo bibliográfico de la tumba del papel: toda mi carrera, expuesta con claridad y esmero, paso a paso, cual escalera bien limpia, está ahí reconstruida hasta el momento actual. Ciertamente sería un desagradecido si no me complaciera esa escrupulosidad conmovedora. Todo cuanto sería vivido y perdido en mi vida se reúne con orden y método en ese cuadro: no, no puedo negar que, ya anciano, contemplo esas páginas con el mismo orgullo con el que antaño los estudiantes consideraban el certificado de sus profesores que por primera vez daba fe de su aptitud para la ciencia y su voluntad de trabajo».
Acantilado (2014). 112 Páginas
Confusión de sentimientos. Apuntes personales del consejero privado R.v. D.
Con estas palabras iniciales, que cuidadosamente traduce Joan Fontcuberta, la editorial Acantilado publicó en 2014 la primera edición de Verwirrung der Gefühle, una novela breve que vio la luz por vez primera en 1927, el año en que Stefan Zweig y su íntimo amigo Romain Rolland conmemoraron el primer centenario de Beethoven. Confusión de sentimientos. Apuntes personales de consejero privado R. v. D. es, junto a Veinticuatro horas en la vida de una mujer, Novela de ajedrez, Carta de una desconocida o Mendel el de los libros, una de las novelas breves más conocidas del escritor, que ha sido reimpresa en años sucesivos y que ha alcanzado ya su quinta edición.
Stefan Zweig (Viena, 1881-Petrópolis, 1942) es uno de los escritores e intelectuales más célebres del siglo XX. Nacido en una familia judía acomodada, este austríaco universal se vio obligado a huir de su tierra natal con los primeros albores del nazismo. Como Sándor Márai, Lajos Zilahy y Franz Werfel, asistió al desmoronamiento del mundo de su infancia y a la regresión de las libertades y atisbó la tragedia que se cernía sobre Europa; con el estallido de la II Guerra Mundial, sus obras fueron quemadas y perdió sus bienes y la nacionalidad; tras vagar por distintos países y ciudades (Zúrich, Salzburgo, Londres), en 1940 emigró a Estados Unidos y, posteriormente a Brasil, donde se suicidó junto a su esposa en Petrópolis. La añoranza y el desencanto europeos y el desarraigo y el exilio abrieron una profunda herida en su alma e impregnaron también el conjunto de su producción literaria, que cabalga entre en lo épico y lo poético. La experiencia de la pérdida y la nostalgia otorgaron a su mente privilegiada y a su brillante pluma la capacidad de penetrar con delicada hondura en el conocimiento del alma humana.
El protagonista, un joven de diecinueve años, Roland, es el hijo del director de una escuela secundaria en una pequeña ciudad del norte de Alemania, que se traslada a Berlín para estudiar inglés; tras una vida disoluta en la capital alemana, su padre lo envía a la Universidad, en un pequeño pueblo del país. Allí, cautivado por el carisma y la inteligencia de un brillante profesor de literatura, apasionado por la obra de Shakespeare, se despierta en él el afán de aprender y saber, que le lleva a cultivar una estrecha amistad espiritual con él; con su carácter ingenuo el estudiante no logra percibir la naturaleza de la relación que entabla con su admirado maestro, al que ayuda a terminar un estudio sobre literatura isabelina.
Confusión de sentimientos, como las restantes novelas cortas del escritor, muestra con precisión y delicadeza narrativas las pasiones humanas, allí donde el destino golpea la puerta de los protagonistas. Con exquisita sensibilidad psicológica y gran poder lingüístico de sugestión, Stefan Zweig evoca, sin ejercer violencia sobre el lector, realidades inquietantes y se adentra de manera minuciosa y vívida en la génesis de algunos sentimientos y deseos, en la confusión de los mundos emocionales, en el poder impulsivo y demoníaco de las pasiones y en los destinos trágicos de tres criaturas frágiles.
Con su permanente atención al detalle proustiano y con su predilección por las afinidades afectivas, con prosa apasionada, concisión narrativa y tensión dramática incesante gracias a la creación de atmósferas asfixiantes y de juegos de máscaras, Stefan Zweig logra mantener la falta de aliento del lector, que se ve arrebatado con magnetismo a alcanzar el clímax narrativo, allí donde se busca la reconciliación entre dos mundos: los secretos dolorosos y las humillaciones que custodian las zonas oscuras de la conciencia y la liberación de la culpa que se alcanza con la luz de la confesiones íntimas.